Por "El tipo quie le puso ruedas a su cama".
¿Qué és lo que estará pasando?. Siento la de que no es igual allá, dicen que son daños colaterales, que(…) ya da todo lo mismo sean civiles o niños que jueguen a la paz, yo lo escuche atentamente a Gerardo cuando hablaba del mas acá; por mas que lo intento no puedo, no, no puedo creerlo no puedo siquiera imaginarlo de verdad, quizás me falta verlo artificial, lubricado por el despiadado séquito, plastificado como el botón con clave de lanzamiento y sin caras por detrás. Hay mudita, ¿Qué estará pasando mas allá?; hoy cayeron dos bombas, dicen que al azar, fuentes oficiales aseguran que fueron opositores al régimen, ¡terroristas! no demoran en nombrar.
Él está tan duro que no puede ni hablar, pero siempre te admiró por lo que sabes además de lo hermosa que estás; antes de abandonarnos siempre me contaba anécdotas de cuando eras señorita otoño y viajabas sin parar, nunca pasaba por alto los diálogos para la iniciación de las novatas cuando descubrían la mansión, se acuerda hasta de la vez que Hugh se hizo pasar por el jefe y casi convence a una de las conejitas de que le haga sexo oral, ¡casi matan a latigazos al viejo! Concluía siempre después de asegurar, que lo salvó el asistente de marqueting que justo acababa de llegar.
Haaaa te saqué una sonrrisa!!, por favor hablá mudita contame por qué, contamelo yá, no puedo más contame por que pasan estas cosas, por que tanta maldá. Gerardo me explica como sucede y adonde van pero no entiendo por qué muditaº. El me dijo que vos jamás lo dirás, de que sirve tu silencio ¡por favor hablá!; le contaste todo pero sin el por qué somos uno más que busca solo para justificar. ¿Por qué estará pasando?
Al cabo de 5 apretadísimos minutos la muda saca un lápiz labial y sobre la portada del diario de ayer con mas noticia de esto me escribe: “Yo me hice un pacto de silencio para que lo puedas encontrar”. Mi cuerpo pide a gritos destruir algo hermoso.
!No! maldita, eres como ellos, no ves que estoy sufriendo he abandonado todo y tu insistes en esa pendejada de callar, maldita seas puta de mierda, siempre creí que eras nuestra, Gerardo te amó como a nadie en 3 siglos y tu te cagas en todo, maldita traidora, proteges a esos inhumanos abusadores, ¡nos están matando! Y tú los proteges. Te maldigo, con todo lo que te quiero y todo lo que has hecho a través de Gerardo no puedo creer que insistas en callar. Maldita hija de puta entonces tu estas con ellos por sus hipócrita placeres, tu y las conejitas, la mansión y todo es su propiedad. No lo puedo creer él me juró lealtad.
- ¡BASTA! ¡BASTA!. Me mete una cachetada que casi me arranca la mejilla de los piercing y me dice “basta, te voy a hablar; te dije que callaba para que lo encuentres porque es la única esperanza que hay", Gerardo volvió a ser duende porque ya no puede luchar más, no digas ni una palabra idiota porque te voy a golpear. ¡GRRR!.
Un grito que nos dejo a todos sordos y luego sus palabras nos dejaron sin hablar.
- Ellos saben cuanta agua hay que beber y por ello tanta maldád, la guerra del petróleo, la explotación, incomunicación, ignorancia, la pobreza y toda esa mierda que ya conocerás; pero te he dicho al principio que de nada sirve el por qué sin encontrarnos más acá. Para que esos depravados monstruos sin alma nunca más nos puedan comprar..
No sabemos como llegaste aquí, ni lo que estas buscando, pero esto es con lo que te vas a encontrar
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martes, 27 de octubre de 2009
martes, 20 de octubre de 2009
Una mente silenciada
Por Tuma, Juan José.
No sabia bien como hablarlo, no sabia como hacer para que él se de cuenta que tarde o temprano lo iba a terminar matando.Los primeros tiempos no me di cuenta de la situación, primero comenzó siendo algo divertido, algo que compartía con sus amigos, algo que lo hacia como una gracia y que pensó tener controlado. Muchas charlas fueron las que pasaron y él seguía insistiendo en que estaba todo bien, en que nada lo iba a matar, típicos pensamientos de un pibe de 17 años, sentirse un inmortal. Me acuerdo que todo empezó la mañana que Rodrigo apareció en la escuela contando que había estado con ella y que dijo que le había encantado, eso fue lo que genero tantas ganas de probarla, me parece, si eso fue lo que detono, esa imbecil idea de querer ser como Rodrigo. Sin embargo, no se animaba, me desafiaba muchas veces y amenazaba con probar, pero siempre pensé que la inteligencia que tenia era suficiente como para saber que no le convenía.
Sabia que no estaba muy lejano el día en que se iban a encontrar, sabia que no podía hacer nada para detenerlo, todo lo que trataba era en vano, solo era una cuestión de tiempo.
Caminábamos por las oscuras calles de Boedo y compartíamos el miedo de querer probarla, el terror de no ser el boludo de la barrita, aunque en el fondo, sabíamos muy bien que él quería probarla, no quería dejar pasar esas oportunidades que se le estaban presentando.
No paso mucho tiempo, habrán pasado uno o dos meses cuando la probó, sabia que no era para él, sabia que estaba yendo por el camino equivocado, que no era justamente lo que el necesitaba.
Muchas cosas lo llevaron a eso, donde íbamos se hablaba del tema, no había un lugar donde pudiera escaparse un segundo, no había un momento en que no se cruzara por su pensamiento, estaba presente todo el día y a cada paso que hacíamos. Lo llamaba, era algo que lo tenia atado, no podía pensar en otra cosa, aunque tontamente siempre decía que él tenia toda la situación dominada. Toda su vida comenzó a girar en torno a ella. Era la que ordenaba que debía hacer. Ya no podía hacer mas nada, simplemente aconsejarlo de vez en cuando, obviamente cuando él me dejara, pero siempre haciendo oídos sordos a mis consejos.
Ya sus encuentros se empezaron a hacer mas frecuente, cada vez que podía estaba presente en su vida. Seguía pasando el tiempo y mas se perdía en el mundo que ella le mostraba, solo veía la realidad que le dejaba ver.
Confieso que en un principio trate de comprenderla, tratando de sentir lo que él sentía, pero me resulto imposible, pensé que me empezaba a agradar, pero me di cuenta rápido que no, que solo era por quererlo verlo bien a él y nada mas, por la simple estupidez de no vivir discutiendo, de tratar de ver, por que la elegía, sabiendo que no era lo que el realmente quería para su vida.
Se le mostraba sensual, como la mejor de todas, como la que nunca lo iba a lastimar, aunque ella y yo sabíamos que eso no era así.
Pasaron los meses y ya estaban juntos siempre, no había forma de hacerlo entrar en razón, trate por todos los medios, pero no había remedio, no me escuchaba, nos pasábamos el día discutiendo. Yo le preguntaba que era lo que le veía, que era lo que sentía y que tenia de bueno, pero nunca me respondió, lo único que me decía, “es un tema mío, dejame tranquilo”, y todas nuestras discusiones terminaban en eso.
Yo no sabia como reaccionar, lo estaba lastimando, pero no podía hacer nada, ya había hecho todo lo que estaba a mi alcance, lo único que hice fue acompañarlo, estar con él, en todos los momentos que me necesito, me sentía inútil, sentía que ya no tenias fuerzas para lograr ayudarlo, quería gritar y no podía, él confiaba tanto en mi, que pensé que lo traicionaría si me ponía en su contra. Por momentos, reaccionaba y trataba de buscar ayuda en mí, pero rápidamente ella lo convencía y me evitaba, él sabia muy bien que yo tenia razón, aunque por su maldito orgullo, nunca me la quiso dar. Días, tardes, noches y meses pasaron y seguíamos en la misma de siempre, ella controlándolo a su antojo, no se podía liberar, aunque debo decir que comencé a ver en él un afán de duda, algo que ya no estaba tan bien entre ellos, algo que hacia que no la viera tan perfecta como antes, y eso me lleno de esperanzas, conocía la inteligencia que él tenia, y sabia que con mi ayuda podía salir adelante.
Nadie me ayudo, nadie se daba cuenta el mal que le estaba haciendo, o tal vez sí sabían pero no querían ayudarlo, nunca entendí eso, tal vez, porque yo con el compartía todo y los demás no, no se, siempre pensé que sus amigos lo iban a tratar de ayudar, pero lo veían bien, lo veían como algo que le hacia bien, aunque todos tenían claro que no era algo para él.
Una noche me acuerdo la encontramos en una plazita, donde nadie nos podía ver, bien escondidos, sentados en un banquito azul o negro, no recuerdo bien como era, solo recuerdo que era frío, mas allá de las altas temperaturas que hacia por esos días de enero, me acuerdo que eran mas o menos la una de la mañana y había algo de movimiento aunque casi nada, era una noche de viernes, esas noches, que para él eran especiales para verla. Pasaban algunas personas, pero como siempre nadie en esta enorme ciudad se para a ver que esta haciendo el otro, todos viven en su mundo y no se fijan en los demás, sin embargo no era algo anormal, sino algo cotidiano por esos días.
Después de esa noche algo se rompió entre nosotros, algo que iba a ser muy difícil de volver a construir, me acuerdo que esa luna de enero la miramos primero desde aquel banquito y después desde la ventana de un departamento. Lo que no puedo recordar es de quien era ese departamento eso es algo que se me bloqueo, solo me acuerdo a grandes rasgos que él se sentía cómodo allí.
Me acuerdo que empezó a ir mas seguido a ese lugar, aunque él sabia muy bien que yo no quería, pero como desde hacia un tiempo no me hacia caso. Vivía diciéndome que la pasaba espectacular ahí, que se relajaba como en ningún otro lugar, que era un sitio donde él se sentía como en su casa y era donde podía pasar mucho tiempo con ella, sin que nadie lo molestase.
Aunque no todo fue malo, hubo un tiempo donde se alejaron, nunca tuve muy en claro por que se había alejado, pero tampoco se lo pregunte mucho, me sentía bien de que eso fuese así y lo vivía con él, lo mejor que podía. Desgraciadamente fue por muy poco tiempo, no deben haber sido más de dos semanas, que ya se volvieron a encontrar. Pero las cosas ya no eran como antes, él se empezó a sentir mal y si bien se la encontraba muy seguido, había algo dentro suyo que no estaba bien, entonces fue cuando vi mi oportunidad, y empecé a hablarle, no le daba respiro, en cada segundo que me daba trataba de que abriera los ojos, trataba de hacerlo ver que la relación que tenían lo iba a terminar matando.
Hubo un tiempo que empezó a verse con otras personas, con otros amigos que no conocían mucho el tema, entonces, lograba distraerse un tiempo, conseguía no verla, hacía que desaparezca de su vida por un tiempo, pero por desgracia, eran momentos pasajeros, solo eran instantes, porque cuando volvía a pensar en ella, se entregaba nuevamente, la conseguía y se encontraban. Por mi parte cada vez me sentía peor, cada vez que la veía sentía que algo en mi, se moría, pero nunca puede hacer mucho por ayudarlo, ni él ni ella me dejaban.
Lo peor fue cuando me di cuenta que el final se acercaba, no me quería convencer de eso, pero el miedo no me dejaba hablarle, o no se que fue, pero había algo que no me dejaba estar con él como antes.
El tiempo paso y cada vez lo sentía mas lejos de mí nunca pude entender como había sucedido, pero ya ni siquiera me hablaba. Solo lo acompañaba cuando él me dejaba, solo estaba con él, cuando él lo permitía, y solo por instantes de lucidez.
Hubo una noche que para él solo era una noche más, pero no, yo no sentía lo mismo, sabia que esa noche no iba a ser como otra noche cualquiera. Me acuerdo que ya estábamos en otoño, esa noche hacia calor, era una noche hermosa con un cielo despejado y no soplaba el viento, y otra vez estaba en ese departamento, su familia no estaba enterada de nada, porque él siempre oculto la vida que había elegido.
Por un momento extrañamente sentí que lo acompañaba, pero rápido esa sensación me dejo, él comenzó a sentir mucho frió y algo recorrió su espalda. Me empezó a hacer preguntas, pero no las recuerdo bien, oí que me pedía ayuda, pero él sabia muy bien que yo no podía hacer nada. Cuando trate de pensar ya era tarde, estamos tirados en el suelo de ese fatídico departamento, con la espalda sangrando y compartiendo por un segundo toda su vida, que pasaba frente a nosotros. Ya era demasiado tarde no lo pude salvar, todo lo que intente por él, todo lo que le dije antes, fue que se aleje de esa mujer, que yo sentía que ella tenia algo malo en su interior, algo que nos iba a terminar matando. Trate de ser su voz, trate de hacerlo ver la realidad, pero muchas veces las mujeres hacen que un hombre pierda su vida. Fui su conciencia por mucho tiempo, hubo momentos que fueron muy buenos y otros los vivimos acompañados de una mujer fatal.
No sabia bien como hablarlo, no sabia como hacer para que él se de cuenta que tarde o temprano lo iba a terminar matando.Los primeros tiempos no me di cuenta de la situación, primero comenzó siendo algo divertido, algo que compartía con sus amigos, algo que lo hacia como una gracia y que pensó tener controlado. Muchas charlas fueron las que pasaron y él seguía insistiendo en que estaba todo bien, en que nada lo iba a matar, típicos pensamientos de un pibe de 17 años, sentirse un inmortal. Me acuerdo que todo empezó la mañana que Rodrigo apareció en la escuela contando que había estado con ella y que dijo que le había encantado, eso fue lo que genero tantas ganas de probarla, me parece, si eso fue lo que detono, esa imbecil idea de querer ser como Rodrigo. Sin embargo, no se animaba, me desafiaba muchas veces y amenazaba con probar, pero siempre pensé que la inteligencia que tenia era suficiente como para saber que no le convenía.
Sabia que no estaba muy lejano el día en que se iban a encontrar, sabia que no podía hacer nada para detenerlo, todo lo que trataba era en vano, solo era una cuestión de tiempo.
Caminábamos por las oscuras calles de Boedo y compartíamos el miedo de querer probarla, el terror de no ser el boludo de la barrita, aunque en el fondo, sabíamos muy bien que él quería probarla, no quería dejar pasar esas oportunidades que se le estaban presentando.
No paso mucho tiempo, habrán pasado uno o dos meses cuando la probó, sabia que no era para él, sabia que estaba yendo por el camino equivocado, que no era justamente lo que el necesitaba.
Muchas cosas lo llevaron a eso, donde íbamos se hablaba del tema, no había un lugar donde pudiera escaparse un segundo, no había un momento en que no se cruzara por su pensamiento, estaba presente todo el día y a cada paso que hacíamos. Lo llamaba, era algo que lo tenia atado, no podía pensar en otra cosa, aunque tontamente siempre decía que él tenia toda la situación dominada. Toda su vida comenzó a girar en torno a ella. Era la que ordenaba que debía hacer. Ya no podía hacer mas nada, simplemente aconsejarlo de vez en cuando, obviamente cuando él me dejara, pero siempre haciendo oídos sordos a mis consejos.
Ya sus encuentros se empezaron a hacer mas frecuente, cada vez que podía estaba presente en su vida. Seguía pasando el tiempo y mas se perdía en el mundo que ella le mostraba, solo veía la realidad que le dejaba ver.
Confieso que en un principio trate de comprenderla, tratando de sentir lo que él sentía, pero me resulto imposible, pensé que me empezaba a agradar, pero me di cuenta rápido que no, que solo era por quererlo verlo bien a él y nada mas, por la simple estupidez de no vivir discutiendo, de tratar de ver, por que la elegía, sabiendo que no era lo que el realmente quería para su vida.
Se le mostraba sensual, como la mejor de todas, como la que nunca lo iba a lastimar, aunque ella y yo sabíamos que eso no era así.
Pasaron los meses y ya estaban juntos siempre, no había forma de hacerlo entrar en razón, trate por todos los medios, pero no había remedio, no me escuchaba, nos pasábamos el día discutiendo. Yo le preguntaba que era lo que le veía, que era lo que sentía y que tenia de bueno, pero nunca me respondió, lo único que me decía, “es un tema mío, dejame tranquilo”, y todas nuestras discusiones terminaban en eso.
Yo no sabia como reaccionar, lo estaba lastimando, pero no podía hacer nada, ya había hecho todo lo que estaba a mi alcance, lo único que hice fue acompañarlo, estar con él, en todos los momentos que me necesito, me sentía inútil, sentía que ya no tenias fuerzas para lograr ayudarlo, quería gritar y no podía, él confiaba tanto en mi, que pensé que lo traicionaría si me ponía en su contra. Por momentos, reaccionaba y trataba de buscar ayuda en mí, pero rápidamente ella lo convencía y me evitaba, él sabia muy bien que yo tenia razón, aunque por su maldito orgullo, nunca me la quiso dar. Días, tardes, noches y meses pasaron y seguíamos en la misma de siempre, ella controlándolo a su antojo, no se podía liberar, aunque debo decir que comencé a ver en él un afán de duda, algo que ya no estaba tan bien entre ellos, algo que hacia que no la viera tan perfecta como antes, y eso me lleno de esperanzas, conocía la inteligencia que él tenia, y sabia que con mi ayuda podía salir adelante.
Nadie me ayudo, nadie se daba cuenta el mal que le estaba haciendo, o tal vez sí sabían pero no querían ayudarlo, nunca entendí eso, tal vez, porque yo con el compartía todo y los demás no, no se, siempre pensé que sus amigos lo iban a tratar de ayudar, pero lo veían bien, lo veían como algo que le hacia bien, aunque todos tenían claro que no era algo para él.
Una noche me acuerdo la encontramos en una plazita, donde nadie nos podía ver, bien escondidos, sentados en un banquito azul o negro, no recuerdo bien como era, solo recuerdo que era frío, mas allá de las altas temperaturas que hacia por esos días de enero, me acuerdo que eran mas o menos la una de la mañana y había algo de movimiento aunque casi nada, era una noche de viernes, esas noches, que para él eran especiales para verla. Pasaban algunas personas, pero como siempre nadie en esta enorme ciudad se para a ver que esta haciendo el otro, todos viven en su mundo y no se fijan en los demás, sin embargo no era algo anormal, sino algo cotidiano por esos días.
Después de esa noche algo se rompió entre nosotros, algo que iba a ser muy difícil de volver a construir, me acuerdo que esa luna de enero la miramos primero desde aquel banquito y después desde la ventana de un departamento. Lo que no puedo recordar es de quien era ese departamento eso es algo que se me bloqueo, solo me acuerdo a grandes rasgos que él se sentía cómodo allí.
Me acuerdo que empezó a ir mas seguido a ese lugar, aunque él sabia muy bien que yo no quería, pero como desde hacia un tiempo no me hacia caso. Vivía diciéndome que la pasaba espectacular ahí, que se relajaba como en ningún otro lugar, que era un sitio donde él se sentía como en su casa y era donde podía pasar mucho tiempo con ella, sin que nadie lo molestase.
Aunque no todo fue malo, hubo un tiempo donde se alejaron, nunca tuve muy en claro por que se había alejado, pero tampoco se lo pregunte mucho, me sentía bien de que eso fuese así y lo vivía con él, lo mejor que podía. Desgraciadamente fue por muy poco tiempo, no deben haber sido más de dos semanas, que ya se volvieron a encontrar. Pero las cosas ya no eran como antes, él se empezó a sentir mal y si bien se la encontraba muy seguido, había algo dentro suyo que no estaba bien, entonces fue cuando vi mi oportunidad, y empecé a hablarle, no le daba respiro, en cada segundo que me daba trataba de que abriera los ojos, trataba de hacerlo ver que la relación que tenían lo iba a terminar matando.
Hubo un tiempo que empezó a verse con otras personas, con otros amigos que no conocían mucho el tema, entonces, lograba distraerse un tiempo, conseguía no verla, hacía que desaparezca de su vida por un tiempo, pero por desgracia, eran momentos pasajeros, solo eran instantes, porque cuando volvía a pensar en ella, se entregaba nuevamente, la conseguía y se encontraban. Por mi parte cada vez me sentía peor, cada vez que la veía sentía que algo en mi, se moría, pero nunca puede hacer mucho por ayudarlo, ni él ni ella me dejaban.
Lo peor fue cuando me di cuenta que el final se acercaba, no me quería convencer de eso, pero el miedo no me dejaba hablarle, o no se que fue, pero había algo que no me dejaba estar con él como antes.
El tiempo paso y cada vez lo sentía mas lejos de mí nunca pude entender como había sucedido, pero ya ni siquiera me hablaba. Solo lo acompañaba cuando él me dejaba, solo estaba con él, cuando él lo permitía, y solo por instantes de lucidez.
Hubo una noche que para él solo era una noche más, pero no, yo no sentía lo mismo, sabia que esa noche no iba a ser como otra noche cualquiera. Me acuerdo que ya estábamos en otoño, esa noche hacia calor, era una noche hermosa con un cielo despejado y no soplaba el viento, y otra vez estaba en ese departamento, su familia no estaba enterada de nada, porque él siempre oculto la vida que había elegido.
Por un momento extrañamente sentí que lo acompañaba, pero rápido esa sensación me dejo, él comenzó a sentir mucho frió y algo recorrió su espalda. Me empezó a hacer preguntas, pero no las recuerdo bien, oí que me pedía ayuda, pero él sabia muy bien que yo no podía hacer nada. Cuando trate de pensar ya era tarde, estamos tirados en el suelo de ese fatídico departamento, con la espalda sangrando y compartiendo por un segundo toda su vida, que pasaba frente a nosotros. Ya era demasiado tarde no lo pude salvar, todo lo que intente por él, todo lo que le dije antes, fue que se aleje de esa mujer, que yo sentía que ella tenia algo malo en su interior, algo que nos iba a terminar matando. Trate de ser su voz, trate de hacerlo ver la realidad, pero muchas veces las mujeres hacen que un hombre pierda su vida. Fui su conciencia por mucho tiempo, hubo momentos que fueron muy buenos y otros los vivimos acompañados de una mujer fatal.
martes, 13 de octubre de 2009
Regreso al hogar
Por Bruno Ferrari
Llega a su casa. Al atravesar el marco de la puerta de entrada, respira profundamente. Está sudado de pies a cabeza. Se quita el sobretodo. En la calle no hacía mucho frío. Sólo lo usaba por conveniencia, por cuestiones de imagen.
Intenta dejar las llaves en la mesa del living, pero no logra coordinar el movimiento y las llaves terminan en el piso. Luego de hacer esto, siente como una especie de mareo y apoya su brazo en la pared para no perder el equilibrio. Tiene sed. Se dirige a la cocina y abre la heladera. Saca una botella de agua mineral de 1.5 lt que estaba llena y toma de la misma. Deja de tomar y la vuelve a guardar en la heladera con 1 lt menos. Le dan ganas de vomitar. Se ubica enfrente del lavabo para prevenir el vómito. Las arcadas aparecen pero nada más. Se recompone y decide ir al baño.
Se estaba orinando. Al llegar al baño se pone frente al inodoro y saca su miembro con la mano izquierda y lo sostiene mientras orina. La mano derecha la apoya en la pared. De ella, caen gotas de sangre que terminan dentro del inodoro. Algunas terminan cayendo en el borde, y él siente el ruido del impacto como un recuerdo profundo y doloroso. Siente el ruido de la sangre como tambores en los oídos. No escucha ningún otro sonido. Sólo el de la sangre en forma de tambores que lo vuelve loco. Se asusta. Se mira las manos y se asusta aún más. Decide mojarse la cara compulsivamente en la pileta, abre la canilla y lo hace. Mira sus manos y respira profundo. No era su sangre, si no la de alguien más. Él ya lo sabe, sólo hacía falta que su mente lo asimilara. Se refriega los ojos y se moja la cabeza. Se mira al espejo y queda en un estado de animación suspendida. Su mente divaga en recuerdos. Algunas lágrimas brotan de sus ojos. Tiene la necesidad de romper todo lo que encuentre en su camino. Vuelve a mirarse al espejo con desprecio. Se detesta. Se aborrece. Siente de nuevo un mareo. Se lava las manos y la cara de nuevo y sale del baño urgente. Se sentía agobiado.
Decide irse a la pieza y sentarse en una silla cercana a la cama. Apoya los codos sobre los muslos y se dedica a mirar algún punto en la pared donde ubicar sus pensamientos. De repente suena su teléfono en el living. Se apura en ir a buscarlo y atender.
- ¿Lo hiciste? - dice una voz al otro lado del tubo.
- Sí - responde él secamente.
- Eh! - exclama la voz. Pero qué te ocurre? Si no es tu primero.
- Pero es mi segundo.
- Exacto! Dicen que con el primero uno se pone mal, tiene nauseas, no lo puede superar. Pero vos lo hiciste. Y ahora se vendrá el tercero…
- Claro, ese es el tema. No sé si habrá un tercero.
- ¿Por qué?
- Porque con éste también me puse mal de nuevo. No puede pasarme lo mismo dos veces. Se ve que no tengo temple para esto.
- ¿De veras crees eso?
- Por el momento, no le encuentro otra explicación.
- Está bien. Pero yo solo te voy a preguntar esto: vos sabés que se paga lindo por esta profesión no?
- Sí.
- Bueno. Al principio vos sabías que no iba a ser fácil. Yo te di todas las recomendaciones, todas las precauciones que te podían pasar sin ningún interés si no porque parecías una persona motivada cuando llegaste conmigo por primera vez. Así que ahora que ya estás adentro lo vas a tener que aceptar. Si no podés, esta será la última vez que hablemos, y las cuentas, la hipoteca, todo lo que ya has comprado con el adelanto que te he dado, lo deberás devolver o empezar a estudiar para ir a la universidad y poder trabajar en una profesión que te pague de igual monto que ésta. Si decides seguir adentro, terminemos este llamado, ve a comer algo, mira la tele, y me llamas para que te otorgue otro encargo. Yo soy un tipo que perdona, pero que no le gusta que lo traten de tonto. Y basta de darte consejos, porque no soy tu puto psicólogo. Decidilo esta noche y házmelo saber.
Se escucha un corte repentino en el teléfono. Él queda reflexionando por lo que acaba de escuchar. Decide ir a la cocina y abre de nuevo la heladera. Encuentra dos milanesas ya cocinadas y una botella grande de cerveza. Agradece que ese día, antes de irse, haya cocinado esas milanesas. Se busca un plato, un vaso y un juego de cubiertos, los deja arriba de la mesa, saca las milanesas y la cerveza de la heladera y se pone a comer. Agarra el control remoto y prende la televisión. Sintoniza una película ya empezada que parece ser una comedia de los años 80 al estilo de “Despedida de soltero”. Termina de comer y continúa mirando la película. Le agrada la película, se divierte con las escenas que representan situaciones cotidianas hechas un chiste. Comienza a darse cuenta que, en realidad, cualquier cosa podría hacerlo reír o llorar, con tal de salir de ese estado deprimente. Concluye sus ideas diciendo hacia sí mismo que la película en realidad es mala y decide cambiar de canal. Dedica una media hora a mirar un documental sobre cómo se aparean las tortugas. Comienza a desviar su atención hacia el teléfono. Comienza a sentir que todo lo malo que le corrió por la espina de pies a cabeza, se ha esfumado. Siente que se ha recompuesto y puede seguir adelante con su vida. Borrón y cuenta nueva. A guardar los recuerdos en un baúl y no sacarlos hasta que no sea pertinente. Ante alguna emergencia y ante cualquier necesidad de volver a recordar, buscar los recuerdos en ese lugar. No cerrar con candado porque el baúl va a estar abriéndose y cerrándose con cierta continuidad ya que habrá nuevos recuerdos que volverán a ser guardados.
Al tener las cosas más en claro, respira profundo y decide ir a buscar el teléfono. Comienza a marcar un número. Está listo para volver a hablar.
Llega a su casa. Al atravesar el marco de la puerta de entrada, respira profundamente. Está sudado de pies a cabeza. Se quita el sobretodo. En la calle no hacía mucho frío. Sólo lo usaba por conveniencia, por cuestiones de imagen.
Intenta dejar las llaves en la mesa del living, pero no logra coordinar el movimiento y las llaves terminan en el piso. Luego de hacer esto, siente como una especie de mareo y apoya su brazo en la pared para no perder el equilibrio. Tiene sed. Se dirige a la cocina y abre la heladera. Saca una botella de agua mineral de 1.5 lt que estaba llena y toma de la misma. Deja de tomar y la vuelve a guardar en la heladera con 1 lt menos. Le dan ganas de vomitar. Se ubica enfrente del lavabo para prevenir el vómito. Las arcadas aparecen pero nada más. Se recompone y decide ir al baño.
Se estaba orinando. Al llegar al baño se pone frente al inodoro y saca su miembro con la mano izquierda y lo sostiene mientras orina. La mano derecha la apoya en la pared. De ella, caen gotas de sangre que terminan dentro del inodoro. Algunas terminan cayendo en el borde, y él siente el ruido del impacto como un recuerdo profundo y doloroso. Siente el ruido de la sangre como tambores en los oídos. No escucha ningún otro sonido. Sólo el de la sangre en forma de tambores que lo vuelve loco. Se asusta. Se mira las manos y se asusta aún más. Decide mojarse la cara compulsivamente en la pileta, abre la canilla y lo hace. Mira sus manos y respira profundo. No era su sangre, si no la de alguien más. Él ya lo sabe, sólo hacía falta que su mente lo asimilara. Se refriega los ojos y se moja la cabeza. Se mira al espejo y queda en un estado de animación suspendida. Su mente divaga en recuerdos. Algunas lágrimas brotan de sus ojos. Tiene la necesidad de romper todo lo que encuentre en su camino. Vuelve a mirarse al espejo con desprecio. Se detesta. Se aborrece. Siente de nuevo un mareo. Se lava las manos y la cara de nuevo y sale del baño urgente. Se sentía agobiado.
Decide irse a la pieza y sentarse en una silla cercana a la cama. Apoya los codos sobre los muslos y se dedica a mirar algún punto en la pared donde ubicar sus pensamientos. De repente suena su teléfono en el living. Se apura en ir a buscarlo y atender.
- ¿Lo hiciste? - dice una voz al otro lado del tubo.
- Sí - responde él secamente.
- Eh! - exclama la voz. Pero qué te ocurre? Si no es tu primero.
- Pero es mi segundo.
- Exacto! Dicen que con el primero uno se pone mal, tiene nauseas, no lo puede superar. Pero vos lo hiciste. Y ahora se vendrá el tercero…
- Claro, ese es el tema. No sé si habrá un tercero.
- ¿Por qué?
- Porque con éste también me puse mal de nuevo. No puede pasarme lo mismo dos veces. Se ve que no tengo temple para esto.
- ¿De veras crees eso?
- Por el momento, no le encuentro otra explicación.
- Está bien. Pero yo solo te voy a preguntar esto: vos sabés que se paga lindo por esta profesión no?
- Sí.
- Bueno. Al principio vos sabías que no iba a ser fácil. Yo te di todas las recomendaciones, todas las precauciones que te podían pasar sin ningún interés si no porque parecías una persona motivada cuando llegaste conmigo por primera vez. Así que ahora que ya estás adentro lo vas a tener que aceptar. Si no podés, esta será la última vez que hablemos, y las cuentas, la hipoteca, todo lo que ya has comprado con el adelanto que te he dado, lo deberás devolver o empezar a estudiar para ir a la universidad y poder trabajar en una profesión que te pague de igual monto que ésta. Si decides seguir adentro, terminemos este llamado, ve a comer algo, mira la tele, y me llamas para que te otorgue otro encargo. Yo soy un tipo que perdona, pero que no le gusta que lo traten de tonto. Y basta de darte consejos, porque no soy tu puto psicólogo. Decidilo esta noche y házmelo saber.
Se escucha un corte repentino en el teléfono. Él queda reflexionando por lo que acaba de escuchar. Decide ir a la cocina y abre de nuevo la heladera. Encuentra dos milanesas ya cocinadas y una botella grande de cerveza. Agradece que ese día, antes de irse, haya cocinado esas milanesas. Se busca un plato, un vaso y un juego de cubiertos, los deja arriba de la mesa, saca las milanesas y la cerveza de la heladera y se pone a comer. Agarra el control remoto y prende la televisión. Sintoniza una película ya empezada que parece ser una comedia de los años 80 al estilo de “Despedida de soltero”. Termina de comer y continúa mirando la película. Le agrada la película, se divierte con las escenas que representan situaciones cotidianas hechas un chiste. Comienza a darse cuenta que, en realidad, cualquier cosa podría hacerlo reír o llorar, con tal de salir de ese estado deprimente. Concluye sus ideas diciendo hacia sí mismo que la película en realidad es mala y decide cambiar de canal. Dedica una media hora a mirar un documental sobre cómo se aparean las tortugas. Comienza a desviar su atención hacia el teléfono. Comienza a sentir que todo lo malo que le corrió por la espina de pies a cabeza, se ha esfumado. Siente que se ha recompuesto y puede seguir adelante con su vida. Borrón y cuenta nueva. A guardar los recuerdos en un baúl y no sacarlos hasta que no sea pertinente. Ante alguna emergencia y ante cualquier necesidad de volver a recordar, buscar los recuerdos en ese lugar. No cerrar con candado porque el baúl va a estar abriéndose y cerrándose con cierta continuidad ya que habrá nuevos recuerdos que volverán a ser guardados.
Al tener las cosas más en claro, respira profundo y decide ir a buscar el teléfono. Comienza a marcar un número. Está listo para volver a hablar.
jueves, 8 de octubre de 2009
El Guardian de las Puertas
Hoy jueves ocho de octubre clavamos un archivo de word del satanico marcos vega.
helo aqui:
Capitulo 1
Su cuerpo se tumbó otra vez sobre el sillón, crujió, lanzo un suspiro.
La tarde asomada a la puerta del pasillo, convertía en éter el aire, dulce, dos veces irrespirable.
Quien iba a creer que todo eso tenía algún motivo. Si tantas veces su cuerpo inmóvil, observaba desde el silencio. Un niño se sentaba delante de él en forma de chinito, sin decir una palabra, justo cuando el viento atravesaba el reloj a mitad del pasillo, y no se detenía, el tiempo tampoco. El hombre nunca hablaba con nadie, ni siquiera con su esposa, a la que amaba, no tanto como a las puertas, pero mucho.
Al pie de un precipicio una mujer 72 años antes daba a luz a un niño, su esposo retaba a duelo a un joven. El niño sietemesino, grito tan fuerte al nacer que 12 aves volaron al mismo tiempo. Su nombre fue Gabriel y su padre brindo 12 noches seguidas, en su honor.
En Rusia la revolución arrojaba a los hijos de nobles al mar, así fue como la familia con su primogénito escapo a América. En buenos aires los recibieron unos amigos erradicados por esfuerzo en el interior del país. El gobierno de Santa Fe había entregado tierras a la familia Beltrán, unos 30 años antes y ellos ávidos emprendedores, fundaron un pueblo llamado cayastá.
Gabriel rápidamente y casi sin demora, comenzó a trabajar la tierra, a la par de sus padres y amigos, sus risos dorados, hacían de él un joven diferente a los demás pero de igual condiciones. Su espíritu fundado en la fantasía lo había hecho soñar con algo lejano pero alcanzable, su casa hecha de tapiá no hizo de él un hombre triste, sino todo lo contrario, un hombre fuerte y cargado de esperanzas.
Debajo de un ombú, a la siesta de algún verano, su padre Igor, relato una historia al niño.
“En un lejano reino hace ciento de años todos los domingos por la tarde, inmensas puertas, cubiertas por las artes folklóricas más sublimes que un alma pueda concebir, se abrían. Todo aquel que llevara un sombrero, sea el color que sea y tenga la forma que tenga, podía entrar al interior del palacio Y disfrutar de una hermosa velada. Pero existía un hombre que todo los domingos le tocaba cuidar las puertas, y él lo hacía con el más dedicado de los cuidados, su deber era cuidar que ninguna de las puertas se golpeara, ya que el mínimo golpe podía destruir a estas. El hombre amaba tanto su trabajo que prefirió abandonar su vida y dedicarse de tiempo completo al cuidado de estas. Un día este murió, con su rostro a los pies, y nadie recordaba su nombre, ni conocía su vida, puesto que no la tenía, así, que fue envuelto en una manta y arrojado a las profundidades del mar a media noche, de un mismo día. Cuentan, que nadie sabía nada de él, porque habitaba en los cielos, entre los ángeles y él, era uno”.
Gabriel abrazo a su padre y salió corriendo en dirección al rio, lloró durante horas junto a la flor de un pasajero camalote, y cuando regresó hablo con su padre, y pidió, con terrible desenfreno, que lo dejara conocer la gran ciudad, prometió, y aquí sí su padre se culpó, impedir que las puertas se cerraran. Y que cumpliría, De lo contrario moriría en el mismo instante.
Capitulo 2
La puerta se abrió a las siete de la mañana, y unos instantes después, una hermosa joven atravesó el corredor, debajo de un enorme sombrero rojo, El sol ilumino sus manos, ella sonrió al joven, Gabriel que llevaba muchos años de profesión, nunca había visto una joven como ella. Él ya no hablaba con nadie, poco a poco se había convertido en un hombre sereno y callado, pero esa vez fue diferente. En ese instante Sintió que desde el suelo, las hojas, que cubrían el árbol otoñal, se despegaban y flotaban muy suaves en el aire, ella se detuvo un segundo frente a él, levanto su rostro, lo observo y continúo en silencio.
Todo se dio naturalmente, meses después, Gabriel se había convertido en un ser afortunado, padre y un dichoso esposo.
El tiempo borro de su rostro la sonrisa, la brisa, pudo él callar las palabras de un hombre feliz. Y así fue como Gabriel terminaba en silencio sus días, observando obsesivamente las puertas, que algún extraño atravesaba sin siquiera saber quien estaba sentado del otro lado, vigilando. Santa fe se convertía en una ciudad y todo cambiaba, ya no hacían falta las personas que cuidaban puertas y él ya casi sin fuerzas para sostenerlas en tardes tempestuosas, quedaba en la calle, sentado, solo y sin aliento, al margen de una plaza, en una tarde soleada, en algún día de la semana. Su esposa lo abrazo y él encorvado, caminó junto a ella durante extensas cuadras.
De ahí en más todo fue en decadencia, pálido, triste, sin perfumes de colores. El niño esa tarde se había demorado. Después de sentarse, Gabriel se pregunto con mucha preocupación dónde estaría el pequeño. Con su mano izquierda apretó sus ojos y creyó que ya era momento para contar la historia, el cansancio lo había envuelto, y sin vacilar se levanto del sillón, y fue en busca de su pequeño hijo. Él, en 72 años, nunca había abandonado una puerta abierta, y el sol siempre atravesaba el día, y el día era para todos. Su cuerpo se despego del sillón, que en su propia casa lo recibía cada mañana, y camino unos pasos en dirección al jardín de alamedas. Como una campanada, que convoca a los fieles a la sagrada reunión, la puerta, golpeo estruendosamente, cerrándose.
Atravesaron su mente, Dos cosas. Nunca le había contado a su hijo la historia, “el guardián del palacio”, y eso, en él, abría la más terrible de las heridas, como su padre, él debía haberlo hecho antes, pero su dedicación de mantener abiertas las puertas a personas ajenas, habían provocado una terrible sordera en su mente, y el tiempo de su hijo, ya había sido.
-Domingo…-fue lo segundo…
Su cuerpo se derrumbo al suelo, casi sin peso. Y sin remedio, junto a su rostro, una pluma de sus alas, reposó. Su perfume dejo en el aire un reflejo azul.
A mi viejo, “el guardián de las puertas”.
helo aqui:
Capitulo 1
Su cuerpo se tumbó otra vez sobre el sillón, crujió, lanzo un suspiro.
La tarde asomada a la puerta del pasillo, convertía en éter el aire, dulce, dos veces irrespirable.
Quien iba a creer que todo eso tenía algún motivo. Si tantas veces su cuerpo inmóvil, observaba desde el silencio. Un niño se sentaba delante de él en forma de chinito, sin decir una palabra, justo cuando el viento atravesaba el reloj a mitad del pasillo, y no se detenía, el tiempo tampoco. El hombre nunca hablaba con nadie, ni siquiera con su esposa, a la que amaba, no tanto como a las puertas, pero mucho.
Al pie de un precipicio una mujer 72 años antes daba a luz a un niño, su esposo retaba a duelo a un joven. El niño sietemesino, grito tan fuerte al nacer que 12 aves volaron al mismo tiempo. Su nombre fue Gabriel y su padre brindo 12 noches seguidas, en su honor.
En Rusia la revolución arrojaba a los hijos de nobles al mar, así fue como la familia con su primogénito escapo a América. En buenos aires los recibieron unos amigos erradicados por esfuerzo en el interior del país. El gobierno de Santa Fe había entregado tierras a la familia Beltrán, unos 30 años antes y ellos ávidos emprendedores, fundaron un pueblo llamado cayastá.
Gabriel rápidamente y casi sin demora, comenzó a trabajar la tierra, a la par de sus padres y amigos, sus risos dorados, hacían de él un joven diferente a los demás pero de igual condiciones. Su espíritu fundado en la fantasía lo había hecho soñar con algo lejano pero alcanzable, su casa hecha de tapiá no hizo de él un hombre triste, sino todo lo contrario, un hombre fuerte y cargado de esperanzas.
Debajo de un ombú, a la siesta de algún verano, su padre Igor, relato una historia al niño.
“En un lejano reino hace ciento de años todos los domingos por la tarde, inmensas puertas, cubiertas por las artes folklóricas más sublimes que un alma pueda concebir, se abrían. Todo aquel que llevara un sombrero, sea el color que sea y tenga la forma que tenga, podía entrar al interior del palacio Y disfrutar de una hermosa velada. Pero existía un hombre que todo los domingos le tocaba cuidar las puertas, y él lo hacía con el más dedicado de los cuidados, su deber era cuidar que ninguna de las puertas se golpeara, ya que el mínimo golpe podía destruir a estas. El hombre amaba tanto su trabajo que prefirió abandonar su vida y dedicarse de tiempo completo al cuidado de estas. Un día este murió, con su rostro a los pies, y nadie recordaba su nombre, ni conocía su vida, puesto que no la tenía, así, que fue envuelto en una manta y arrojado a las profundidades del mar a media noche, de un mismo día. Cuentan, que nadie sabía nada de él, porque habitaba en los cielos, entre los ángeles y él, era uno”.
Gabriel abrazo a su padre y salió corriendo en dirección al rio, lloró durante horas junto a la flor de un pasajero camalote, y cuando regresó hablo con su padre, y pidió, con terrible desenfreno, que lo dejara conocer la gran ciudad, prometió, y aquí sí su padre se culpó, impedir que las puertas se cerraran. Y que cumpliría, De lo contrario moriría en el mismo instante.
Capitulo 2
La puerta se abrió a las siete de la mañana, y unos instantes después, una hermosa joven atravesó el corredor, debajo de un enorme sombrero rojo, El sol ilumino sus manos, ella sonrió al joven, Gabriel que llevaba muchos años de profesión, nunca había visto una joven como ella. Él ya no hablaba con nadie, poco a poco se había convertido en un hombre sereno y callado, pero esa vez fue diferente. En ese instante Sintió que desde el suelo, las hojas, que cubrían el árbol otoñal, se despegaban y flotaban muy suaves en el aire, ella se detuvo un segundo frente a él, levanto su rostro, lo observo y continúo en silencio.
Todo se dio naturalmente, meses después, Gabriel se había convertido en un ser afortunado, padre y un dichoso esposo.
El tiempo borro de su rostro la sonrisa, la brisa, pudo él callar las palabras de un hombre feliz. Y así fue como Gabriel terminaba en silencio sus días, observando obsesivamente las puertas, que algún extraño atravesaba sin siquiera saber quien estaba sentado del otro lado, vigilando. Santa fe se convertía en una ciudad y todo cambiaba, ya no hacían falta las personas que cuidaban puertas y él ya casi sin fuerzas para sostenerlas en tardes tempestuosas, quedaba en la calle, sentado, solo y sin aliento, al margen de una plaza, en una tarde soleada, en algún día de la semana. Su esposa lo abrazo y él encorvado, caminó junto a ella durante extensas cuadras.
De ahí en más todo fue en decadencia, pálido, triste, sin perfumes de colores. El niño esa tarde se había demorado. Después de sentarse, Gabriel se pregunto con mucha preocupación dónde estaría el pequeño. Con su mano izquierda apretó sus ojos y creyó que ya era momento para contar la historia, el cansancio lo había envuelto, y sin vacilar se levanto del sillón, y fue en busca de su pequeño hijo. Él, en 72 años, nunca había abandonado una puerta abierta, y el sol siempre atravesaba el día, y el día era para todos. Su cuerpo se despego del sillón, que en su propia casa lo recibía cada mañana, y camino unos pasos en dirección al jardín de alamedas. Como una campanada, que convoca a los fieles a la sagrada reunión, la puerta, golpeo estruendosamente, cerrándose.
Atravesaron su mente, Dos cosas. Nunca le había contado a su hijo la historia, “el guardián del palacio”, y eso, en él, abría la más terrible de las heridas, como su padre, él debía haberlo hecho antes, pero su dedicación de mantener abiertas las puertas a personas ajenas, habían provocado una terrible sordera en su mente, y el tiempo de su hijo, ya había sido.
-Domingo…-fue lo segundo…
Su cuerpo se derrumbo al suelo, casi sin peso. Y sin remedio, junto a su rostro, una pluma de sus alas, reposó. Su perfume dejo en el aire un reflejo azul.
A mi viejo, “el guardián de las puertas”.
lunes, 5 de octubre de 2009
Mas que un cuento largo, uno larga distancia
Me llamó la atención desde que subí el primer escalón en ese colectivo, ella estaba entrando al baño, no pude verla bien, yo buscaba mi asiento, el 28.
Estaba sucio, cansado, cansadísimo, y un poco ebrio de la despedida de anoche, o de hace un rato?
Vuelven mis recuerdos como una ola… que linda noche, no hicimos mas que tomar cachaça con muchas mujeres hablando en otro idioma (el mejor idioma) en la casa de una quasi novia de verano de mi hermano que nos hacia el aguante, que buena estaba su amiga, una negra /clara de rulitos que estudiaba lengua española, esa noche dio su mejor examen… Hasta ahí llega mi memoria de la noche anterior, o de hace un rato, o de hace un mes?
A las 7 de la mañana partía para la Argentina desde la rodoviaria (Terminal) de B.H. (Bello Horizonte) y no se como hice para despertar a horario, pero ahí estaba gracias a dios arriba del ómnibus y con el bolso en la cajuela, - que bueno!, ya no tengo nada de que preocuparme - pensé, lo único que me perturbaba era el sol… recién salía y solo para encandilarme a mí, cerré las cortinas.
Buaaannnnmm... (bostezo)
Me amoldo al 28, vamos a abrazarnos un largo rato… siento la mala suerte recorrer mis venas, me tocó del lado del pasillo, mi hermano no quiere cambiarme de lugar y encima mi mp3 no tiene pilas, mierda, siento que hay 100 enanos meandomé desde arriba de un puente, este viaje va a ser el peor.
La gente habla y no le entiendo… ya me acomodo para seguir durmiendo….
Comienzo a acordarme de la chica que entró al baño… como será? Solo la aprecie por un instante, no se por que la imagino tan,,,, tann…¿ideal?, Difícil tarea la de dibujar un sueño con palabras….
Pero que sol Puto,, abrieron mis cortinas y de reflejo mis ojos también… lo veo a mi hermano hacerme señas de que hay que bajar a desayunar,,,, faaaaa!,, me voy a lavar la cara pensando en, que zarpado!!, hasta desayuno este cole brazuca, que servicio papa, y como es de 3 asientos gigantes que bien que dormí, con razón nos fajaron con los boletos.
Ya con la barriga contenta subo al cole y mi colega con una pizca de lastima y otra de indiferencia me dice, “Sentate en la ventanilla boludo, yo quiero dormir este pedazo” y ya en posición de “Lo que mas se pueda molestar al de atrás con el asiento” cerró los ojos y se echó al sueño.
Yo con baterías nuevas me largo a observar el paisaje a todo volumen… y en ese momento, y tan solo por arte de magia veo por sobre el cuerpo de mi hermano que el asiento de enfrente está ocupado, no puedo creer que sea ella!!... Que mala suerte, estaría tan cerca si no me hubiera cambiado de lugar!! La concha de la lora…
Igual no estoy tan lejos, me encuentro embobado, observando cada detalle, abro bien los ojos para no perderme de ningún rayo de luz que se refleje de su cuerpo, todo lo soñado era cierto, es una cosa hermosa, realmente hermosa, por mas que me esfuerzo no puedo encontrar ningún defecto, si fuera un animal, seria un animal mítico, seria una sirena primaveral con tonos amalgamados (Señores, no les pienso explicar lo linda que era esa mujer, porque no me sale y punto).
Y ahí estaba, sentada en posición como fetal, escuchando su mp3 y tomándose de las piernas con los brazos cruzados, como si las tuviera que irrigar por tanto viajar, de tanto “no hacer nada”, es increíble lo que te cansa no hacer nada por tanto tiempo.
La sigo observando de a intervalos, no quiero parecer tan,,, tan…¿Alzado será la palabra?, no se me ocurre otra… pero no puedo parar de mirarla, es mas fuerte que ió.
Así va pasando el día, primero paramos a cargar combustible, y después llegó el almuerzo y luego la cena. A esta altura en mi cabeza ya tenia organizado un mapamundi de esta mujer hasta con las características topográficas de su piel, ya había recorrido cada kilómetro de su cuerpo, y viajando a paso de hombre para no perderme de ningún detalle…Tenia formuladas 28 hipótesis, 2 teoremas, 5 leyes, 43 definiciones y 13 mil corolarios que la describian teoricamente. Pero ahora trataba de concentrarme para escuchar la música que salía de sus auriculares, quería saber algo mas de ella… que escondía detrás de tanta piel ?… estaba seguro que no era tan solo un cuerpo abismalmente bonito.
A medida que cae la noche y los asientos se inclinan mas y mas, el silencio tapa al portugués inentendible que circula en los colectivos de larga distancia, y nos disponemos a dormir consensuadamente.
No encuentro la comodidad, ya todos duermen, y en la guerra para quedarse con el apoyabrazos del medio perdí por goleada “bonita”, mi hermano lo está usando prácticamente de almohada, el silencio es general, el olor a sueño lo invade todo…
Luego de algunas vueltas me acuesto de costado, mirando hacia enfrente… y ahí está ella, contemplando el paisaje repetitivo de campo y alambrados por la ventanilla, incómoda, igual que yo.
La noche esta oscurísima, y la ruta en la que vamos también, no puedo ver nada, el colectivo hace un ruido ensordecedor al chocar con el viento que me tapa los oídos con un piiiiiiii descarado a esta hora necesito mirarla de nuevo, ahora solo un pasillo me separa, pienso en dormirme y soñar con ella...
Solo cada 200 metros aparece un poste de luz que me deja ver, es como el flash de una cámara de fotos con poca batería, casi que no puede entrar con todas las cortinas cerradas, pero es lo justo y necesario para verla.
Está sentada de costado igual que yo, tiene las piernas cruzadas y puedo ver como sobresale la mitad de su brazo del asiento, esta sola, aburrida, incómoda, igual que yo.
Cada 5 segundos puedo apreciar su figura reposando con gracia sobre el asiento, y ahí la veo abrir los ojos con sus pupilas clavadas en mi, tengo 4 segundos en el oscuro para pensar, para exhalar… me sigue mirando fijamente a los ojos, está quieta, no tiene ninguna expresión en su cara… es una mirada cariñosa y fuerte, siento que me mira como si me estuviese esperando desde hace años en ese asiento, el número 30, pasa el letargo de oscuridad y nada cambia, esta inmóvil, sin pulso, mirando fijamente dentro de mis ojos, no se nada de su cara, no me importa, no pienso sacarle mis ojos de los suyos, sigamos así por kilómetros misteriosa (deslumbrante-fascinante-relampagueante-reluciente y resplandeciente) mujer...
Estoy shockeado, nisiquiera con un sueño lo puedo comparar.
Ya no doy mas, no se como reaccionar, no existe ningún manual en el mundo para esto… me sigue mirando fijamente, FIJAMENTE, a los ojos y no emite ni un sonido; Tiene esa mirada cariñosa sobre mi que me está aplastando de tal manera que no puedo ni respirar, todavía puedo ver como le sobresale el antebrazo del asiento con su manito descansando hacia abajo, y no puedo evitarlo, desde lo mas profundo de mi prehistoria todas mis células me obligan… Acerco mi mano muy lentamente hasta tocar la suya con la punta de mis dedos y como si estuviéramos programados por la matrix empezamos a acariciarnos muy lentamente, con suavidad y cariño cada porción de nuestras mano, comenzando por los deditos y en un par de km ya estamos por casi los codos con caricias que se encuentran lejos de la suavidad y muy cerca del desmadre; La luz sigue desapareciendo por el tiempo justo que podemos resistir a oscuras, justo para tomar aliento, y ella mirándome todavía con esa carita tierna, pero solo eso, no me ha dado una señal de nada, es algo tan extraño que supera mis limites racionales, todos mis sentidos se agitan, estoy completamente perdido en esta mujer, las caricias son algo brutal para ellos, me estoy volviendo loco,, bastaaa!!, (parpadeo) se terminó la novela romántica; Me paro y muy lentamente y sin soltar su mano, y sin caerme en el pasillo, me acerco hasta su boca… Es una danza y no puedo parar de besarla, no podemos, este movil está fuera de control…
Increíblemente hasta el momento no hicimos ningún ruido, como si me fuese a importar no?, siento como su respiración se agita y otra ves de lo mas profundo de mis huesos neandertales algo me impulsa y tomo su cara, le doy un pico de 2 minutos etilicamente húmedo y giro para despertar a mi hermano, para decirle que se vaya al baño… no me entendió… creo que por como lo apreté a la 2º salió disparado hacia atrás del colectivo sin entender absolutamente nada.
Saco su campera del asiento y me siento, recién entonces le hago señas a mi vecina para que se cambie de lugar, mira hacia los costados, todo el mundo duerme, y muy vergonzosamente se sienta a mi lado, le doy un segundo para que se percate de que está todo bien, que nadie la vio, para que se amolde al 28, a mi 28, y no se incomode con la situation.
No se que fue lo primero ni lo segundo, pero nuestros asientos están en llamas, y nosotros también, no existen límites, solo existe el ruido, y nosotros nadando en los océanos de la lujuria silenciosa anestesiando las lenguas prohibidas de la perdición a 100 kilómetros por hora cambiando de píxel en píxel en un planeta de fantasías virtuales. La pasión esta rodando a la velocidad de la oscuridad de apoyabrazo en apoyabrazo, todo lo que puedo ver es la mismísima nada dentro de mis ojos desorbitados… No los necesito, tengo mis manos caprichosas, hace rato ya que no reciben ordenes, hace rato ya que las caricias se transformaron en rasguños y pellizcos de mano completa, los fluidos fluyen, mis dedos resbalan y bracean al compás de sus latidos, siento como mi brazo se comienza a atrofiar, que todo los músculos a partir del codo están cortando la ruta pero no me importa, voy a seguir de todas formas no van a poder parar este camión desesperado lleno de residuos nucleares los va a pasar por arriba a todos. El sonido que exhalan sus pulmones es una armonía hermosa que marca el paso de este ejército de primates salvajes que hierven en cada hemoglobina de mi sangre.
"Lo único que puedo usar de mi cerebro trata de explicarme que estoy acompañado de 65 pasajeros mas, entre ellos mujeres y niños, 2 monjas, 1 policía gordo que subió en la ultima parada y 2 choferes estresados de tanto sándwich y agua mineral, pero principalmente perturbados de tanto bajar y subir cosas, entiéndase: volumen del tele, escaleras del cole, temperatura del aire acondicionado, bolsas, cajas, planillas de pasajeros, pasajeros, equipajes, morros, etcéteras, etcéteras, etcéteras..."
No importa, sé que puedo hacerlo, lo sé, este partido lo juego hasta arriba de una calesita. La idea del baño empuja con más fuerza a cada segundo, y no les hablo de diarrea… La misma porción de cerebro se resiste y me tira un centro-cabezazo-gol en el arco de la negativa, el pensamiento es lineal (Alguien acaba de salir del baño, entonces alguien está despierto, entonces alguien nos va a ver si vamos, entonces ella no va a querer entrar, entonces ni me gasto en seguir pensando en el baño).
Nada importa ahora, estoy perdido nuevamente extraviado por entre las piernas de este asiento de metal fundido al rojo vivo, el 29 que no me deja respirar en silencio, tiemblo como ñoqui en microondas, sudo, me desprendo el cinto y me pongo colorado, somos 2, o 3 quizás, no lo se… no puedo verla, no puedo verme, está muy oscuro. Pero sí la siento avanzando sin piedad por sobre las ruinas de la noche de anoche, o de antenoche? No lo se, no me importa, lo único que puedo oler es su cabello antes de que lo inevitable se venga con la fuerza de una tormenta por sobre toda la campera de mi hermano, y ahí la veo sonreír entre las sombras, me está mostrando su mano con cara de cómplice y no puedo evitar reír… me da un beso y se va corriendo al baño.
No puedo creerlo, cierro los ojos, trato de razonar, Mierda!! y otra vez mis ojos se abren de reflejo y mi cara se desforma con el golpe de luz mientras trato de acomodar mis ropas… la gente sigue durmiendo, el colectivo se detiene, lo veo a mi hermano sedado sobre la almohada de la forajida que acaba de salir del baño, ahora la sonrisa está mezclada con vergüenza. Me doy cuenta de que tiene ortodoncias en la parte de abajo cuando con desesperación mira hacia afuera y me dice “Eu vou embora”… Son las 3 primeras palabras que escucho salir de esa boca… imaginé su voz de tantas formas, pero nunca pensé que lo primero que iba a escuchar es que "se tiene que bajar yá del cole"… hasta que entiendo estas palabras extranjeras ella ya sacó su bolsito de arriba y la almohada de abajo de la cabeza de mi hermano, tomó una hoja y escribió su nombre, un guión bajo, un 8 y un 7 seguidos del famoso @.
Me despidió con un beso suave, ojos cerrados y ninguna palabra. y esa mirada...
No pude hacer nada, no me anime a hacer nada, no quiero despertar.
"Me llamó la atención desde que subí el primer escalón en ese colectivo, el mismo escalón que ahora es el último para ella... no pude verla bien, yo buscaba mi asiento, el 28.
Estaba sucio, cansado, cansadísimo, y un poco ebrio de la despedida de anoche, o de hace un rato?" quiero dormir hasta casa.
J.C.C.
Estaba sucio, cansado, cansadísimo, y un poco ebrio de la despedida de anoche, o de hace un rato?
Vuelven mis recuerdos como una ola… que linda noche, no hicimos mas que tomar cachaça con muchas mujeres hablando en otro idioma (el mejor idioma) en la casa de una quasi novia de verano de mi hermano que nos hacia el aguante, que buena estaba su amiga, una negra /clara de rulitos que estudiaba lengua española, esa noche dio su mejor examen… Hasta ahí llega mi memoria de la noche anterior, o de hace un rato, o de hace un mes?
A las 7 de la mañana partía para la Argentina desde la rodoviaria (Terminal) de B.H. (Bello Horizonte) y no se como hice para despertar a horario, pero ahí estaba gracias a dios arriba del ómnibus y con el bolso en la cajuela, - que bueno!, ya no tengo nada de que preocuparme - pensé, lo único que me perturbaba era el sol… recién salía y solo para encandilarme a mí, cerré las cortinas.
Buaaannnnmm... (bostezo)
Me amoldo al 28, vamos a abrazarnos un largo rato… siento la mala suerte recorrer mis venas, me tocó del lado del pasillo, mi hermano no quiere cambiarme de lugar y encima mi mp3 no tiene pilas, mierda, siento que hay 100 enanos meandomé desde arriba de un puente, este viaje va a ser el peor.
La gente habla y no le entiendo… ya me acomodo para seguir durmiendo….
Comienzo a acordarme de la chica que entró al baño… como será? Solo la aprecie por un instante, no se por que la imagino tan,,,, tann…¿ideal?, Difícil tarea la de dibujar un sueño con palabras….
Pero que sol Puto,, abrieron mis cortinas y de reflejo mis ojos también… lo veo a mi hermano hacerme señas de que hay que bajar a desayunar,,,, faaaaa!,, me voy a lavar la cara pensando en, que zarpado!!, hasta desayuno este cole brazuca, que servicio papa, y como es de 3 asientos gigantes que bien que dormí, con razón nos fajaron con los boletos.
Ya con la barriga contenta subo al cole y mi colega con una pizca de lastima y otra de indiferencia me dice, “Sentate en la ventanilla boludo, yo quiero dormir este pedazo” y ya en posición de “Lo que mas se pueda molestar al de atrás con el asiento” cerró los ojos y se echó al sueño.
Yo con baterías nuevas me largo a observar el paisaje a todo volumen… y en ese momento, y tan solo por arte de magia veo por sobre el cuerpo de mi hermano que el asiento de enfrente está ocupado, no puedo creer que sea ella!!... Que mala suerte, estaría tan cerca si no me hubiera cambiado de lugar!! La concha de la lora…
Igual no estoy tan lejos, me encuentro embobado, observando cada detalle, abro bien los ojos para no perderme de ningún rayo de luz que se refleje de su cuerpo, todo lo soñado era cierto, es una cosa hermosa, realmente hermosa, por mas que me esfuerzo no puedo encontrar ningún defecto, si fuera un animal, seria un animal mítico, seria una sirena primaveral con tonos amalgamados (Señores, no les pienso explicar lo linda que era esa mujer, porque no me sale y punto).
Y ahí estaba, sentada en posición como fetal, escuchando su mp3 y tomándose de las piernas con los brazos cruzados, como si las tuviera que irrigar por tanto viajar, de tanto “no hacer nada”, es increíble lo que te cansa no hacer nada por tanto tiempo.
La sigo observando de a intervalos, no quiero parecer tan,,, tan…¿Alzado será la palabra?, no se me ocurre otra… pero no puedo parar de mirarla, es mas fuerte que ió.
Así va pasando el día, primero paramos a cargar combustible, y después llegó el almuerzo y luego la cena. A esta altura en mi cabeza ya tenia organizado un mapamundi de esta mujer hasta con las características topográficas de su piel, ya había recorrido cada kilómetro de su cuerpo, y viajando a paso de hombre para no perderme de ningún detalle…Tenia formuladas 28 hipótesis, 2 teoremas, 5 leyes, 43 definiciones y 13 mil corolarios que la describian teoricamente. Pero ahora trataba de concentrarme para escuchar la música que salía de sus auriculares, quería saber algo mas de ella… que escondía detrás de tanta piel ?… estaba seguro que no era tan solo un cuerpo abismalmente bonito.
A medida que cae la noche y los asientos se inclinan mas y mas, el silencio tapa al portugués inentendible que circula en los colectivos de larga distancia, y nos disponemos a dormir consensuadamente.
No encuentro la comodidad, ya todos duermen, y en la guerra para quedarse con el apoyabrazos del medio perdí por goleada “bonita”, mi hermano lo está usando prácticamente de almohada, el silencio es general, el olor a sueño lo invade todo…
Luego de algunas vueltas me acuesto de costado, mirando hacia enfrente… y ahí está ella, contemplando el paisaje repetitivo de campo y alambrados por la ventanilla, incómoda, igual que yo.
La noche esta oscurísima, y la ruta en la que vamos también, no puedo ver nada, el colectivo hace un ruido ensordecedor al chocar con el viento que me tapa los oídos con un piiiiiiii descarado a esta hora necesito mirarla de nuevo, ahora solo un pasillo me separa, pienso en dormirme y soñar con ella...
Solo cada 200 metros aparece un poste de luz que me deja ver, es como el flash de una cámara de fotos con poca batería, casi que no puede entrar con todas las cortinas cerradas, pero es lo justo y necesario para verla.
Está sentada de costado igual que yo, tiene las piernas cruzadas y puedo ver como sobresale la mitad de su brazo del asiento, esta sola, aburrida, incómoda, igual que yo.
Cada 5 segundos puedo apreciar su figura reposando con gracia sobre el asiento, y ahí la veo abrir los ojos con sus pupilas clavadas en mi, tengo 4 segundos en el oscuro para pensar, para exhalar… me sigue mirando fijamente a los ojos, está quieta, no tiene ninguna expresión en su cara… es una mirada cariñosa y fuerte, siento que me mira como si me estuviese esperando desde hace años en ese asiento, el número 30, pasa el letargo de oscuridad y nada cambia, esta inmóvil, sin pulso, mirando fijamente dentro de mis ojos, no se nada de su cara, no me importa, no pienso sacarle mis ojos de los suyos, sigamos así por kilómetros misteriosa (deslumbrante-fascinante-relampagueante-reluciente y resplandeciente) mujer...
Estoy shockeado, nisiquiera con un sueño lo puedo comparar.
Ya no doy mas, no se como reaccionar, no existe ningún manual en el mundo para esto… me sigue mirando fijamente, FIJAMENTE, a los ojos y no emite ni un sonido; Tiene esa mirada cariñosa sobre mi que me está aplastando de tal manera que no puedo ni respirar, todavía puedo ver como le sobresale el antebrazo del asiento con su manito descansando hacia abajo, y no puedo evitarlo, desde lo mas profundo de mi prehistoria todas mis células me obligan… Acerco mi mano muy lentamente hasta tocar la suya con la punta de mis dedos y como si estuviéramos programados por la matrix empezamos a acariciarnos muy lentamente, con suavidad y cariño cada porción de nuestras mano, comenzando por los deditos y en un par de km ya estamos por casi los codos con caricias que se encuentran lejos de la suavidad y muy cerca del desmadre; La luz sigue desapareciendo por el tiempo justo que podemos resistir a oscuras, justo para tomar aliento, y ella mirándome todavía con esa carita tierna, pero solo eso, no me ha dado una señal de nada, es algo tan extraño que supera mis limites racionales, todos mis sentidos se agitan, estoy completamente perdido en esta mujer, las caricias son algo brutal para ellos, me estoy volviendo loco,, bastaaa!!, (parpadeo) se terminó la novela romántica; Me paro y muy lentamente y sin soltar su mano, y sin caerme en el pasillo, me acerco hasta su boca… Es una danza y no puedo parar de besarla, no podemos, este movil está fuera de control…
Increíblemente hasta el momento no hicimos ningún ruido, como si me fuese a importar no?, siento como su respiración se agita y otra ves de lo mas profundo de mis huesos neandertales algo me impulsa y tomo su cara, le doy un pico de 2 minutos etilicamente húmedo y giro para despertar a mi hermano, para decirle que se vaya al baño… no me entendió… creo que por como lo apreté a la 2º salió disparado hacia atrás del colectivo sin entender absolutamente nada.
Saco su campera del asiento y me siento, recién entonces le hago señas a mi vecina para que se cambie de lugar, mira hacia los costados, todo el mundo duerme, y muy vergonzosamente se sienta a mi lado, le doy un segundo para que se percate de que está todo bien, que nadie la vio, para que se amolde al 28, a mi 28, y no se incomode con la situation.
No se que fue lo primero ni lo segundo, pero nuestros asientos están en llamas, y nosotros también, no existen límites, solo existe el ruido, y nosotros nadando en los océanos de la lujuria silenciosa anestesiando las lenguas prohibidas de la perdición a 100 kilómetros por hora cambiando de píxel en píxel en un planeta de fantasías virtuales. La pasión esta rodando a la velocidad de la oscuridad de apoyabrazo en apoyabrazo, todo lo que puedo ver es la mismísima nada dentro de mis ojos desorbitados… No los necesito, tengo mis manos caprichosas, hace rato ya que no reciben ordenes, hace rato ya que las caricias se transformaron en rasguños y pellizcos de mano completa, los fluidos fluyen, mis dedos resbalan y bracean al compás de sus latidos, siento como mi brazo se comienza a atrofiar, que todo los músculos a partir del codo están cortando la ruta pero no me importa, voy a seguir de todas formas no van a poder parar este camión desesperado lleno de residuos nucleares los va a pasar por arriba a todos. El sonido que exhalan sus pulmones es una armonía hermosa que marca el paso de este ejército de primates salvajes que hierven en cada hemoglobina de mi sangre.
"Lo único que puedo usar de mi cerebro trata de explicarme que estoy acompañado de 65 pasajeros mas, entre ellos mujeres y niños, 2 monjas, 1 policía gordo que subió en la ultima parada y 2 choferes estresados de tanto sándwich y agua mineral, pero principalmente perturbados de tanto bajar y subir cosas, entiéndase: volumen del tele, escaleras del cole, temperatura del aire acondicionado, bolsas, cajas, planillas de pasajeros, pasajeros, equipajes, morros, etcéteras, etcéteras, etcéteras..."
No importa, sé que puedo hacerlo, lo sé, este partido lo juego hasta arriba de una calesita. La idea del baño empuja con más fuerza a cada segundo, y no les hablo de diarrea… La misma porción de cerebro se resiste y me tira un centro-cabezazo-gol en el arco de la negativa, el pensamiento es lineal (Alguien acaba de salir del baño, entonces alguien está despierto, entonces alguien nos va a ver si vamos, entonces ella no va a querer entrar, entonces ni me gasto en seguir pensando en el baño).
Nada importa ahora, estoy perdido nuevamente extraviado por entre las piernas de este asiento de metal fundido al rojo vivo, el 29 que no me deja respirar en silencio, tiemblo como ñoqui en microondas, sudo, me desprendo el cinto y me pongo colorado, somos 2, o 3 quizás, no lo se… no puedo verla, no puedo verme, está muy oscuro. Pero sí la siento avanzando sin piedad por sobre las ruinas de la noche de anoche, o de antenoche? No lo se, no me importa, lo único que puedo oler es su cabello antes de que lo inevitable se venga con la fuerza de una tormenta por sobre toda la campera de mi hermano, y ahí la veo sonreír entre las sombras, me está mostrando su mano con cara de cómplice y no puedo evitar reír… me da un beso y se va corriendo al baño.
No puedo creerlo, cierro los ojos, trato de razonar, Mierda!! y otra vez mis ojos se abren de reflejo y mi cara se desforma con el golpe de luz mientras trato de acomodar mis ropas… la gente sigue durmiendo, el colectivo se detiene, lo veo a mi hermano sedado sobre la almohada de la forajida que acaba de salir del baño, ahora la sonrisa está mezclada con vergüenza. Me doy cuenta de que tiene ortodoncias en la parte de abajo cuando con desesperación mira hacia afuera y me dice “Eu vou embora”… Son las 3 primeras palabras que escucho salir de esa boca… imaginé su voz de tantas formas, pero nunca pensé que lo primero que iba a escuchar es que "se tiene que bajar yá del cole"… hasta que entiendo estas palabras extranjeras ella ya sacó su bolsito de arriba y la almohada de abajo de la cabeza de mi hermano, tomó una hoja y escribió su nombre, un guión bajo, un 8 y un 7 seguidos del famoso @.
Me despidió con un beso suave, ojos cerrados y ninguna palabra. y esa mirada...
No pude hacer nada, no me anime a hacer nada, no quiero despertar.
"Me llamó la atención desde que subí el primer escalón en ese colectivo, el mismo escalón que ahora es el último para ella... no pude verla bien, yo buscaba mi asiento, el 28.
Estaba sucio, cansado, cansadísimo, y un poco ebrio de la despedida de anoche, o de hace un rato?" quiero dormir hasta casa.
J.C.C.
jueves, 1 de octubre de 2009
Holaa
Escribiendo desde algún pixel indeterminado en el google Heart… me reporto para toda la nave.
Desde la llanura santafesina irradiando tu cara con un cabezazo de electrones luminosos disparados en off-side por tu monitor les quiero contar esta historieta que me pasó hace unos escasos días.- Siempre son escasos los días calurosos de primavera -
Bueno, primero para ir entendiendo la situación, tienen que saber que en mi casa siempre hay ruidos extraños, cuando me mudé hace 7 años exactamente, me di cuenta de que una nena vive adentro del placard de la cocina, siiii, yy hasta juega, yy habla todo el tiempo yy a veces la vienen a visitar otros chicos, sii… y todo eso adentro de mi cocina y sin salir del placard.
Luego de un tiempo me di cuenta de que no solo pasaba esto, sino que esa nena era mi vecina, y el otro nene, su primito. Bueno, lejos de lo que están pensando, en casa tenemos todos los placares embutidos en la pared o sea entras al cuarto y tenes una puerta grande y cuadrada y eso es el ropero, lo mismo para la cocina, el tema es que esto hace de caja de resonancia y amplifica la voz de la vecinita y su fackin primito al punto del tormento, y no solo eso, sinó que en el baño pasa una cosa similar, ahora que pienso, yo no se si es mi casa o la pendeja que tiene un tono de voz inmune al cemento que atraviesa las paredes como bombilla en mate lavado.
Bueno ahora que entendieron la situación, ubíquense un domingo 12:30 del mediodía con este cuerpo casi sin vida camino al baño pensando en, donde fui anoche? Y como carajos llegué a casa? Chekeo la cara de mis viejos, -Si, vivo con ellos, que te pensabas- están normales, o sea que no vomité en ningún lugar comprometedor, creo que fue afuera, este gusto no puede ser del fernet, la mancha de mi pantalón tampoco… todo lo anterior pasó en los 3 segundos que me lleva llegar de mi cuarto al baño, y me dispongo a mear, curiosamente sale casi transparente, cosa rara a estas alturas, yy en eso que estoy meando escucho que alguien dice “Hola”, abro los ojos, acomodo el chorro, y se siente de nuevo “HOLA”,………. Mierda. es como que la voz sale de la rejillita que esta entre el inodoro y el bidet,……. justo termino de orinar así que tiro la cadena yy siento nuevamente “HOLA” y esta ves les aseguro, no era ni la vecina ni el vecino ni ninguna voz que retumbaba en ningún lado, salía de la rejilla del baño, es como que había alguien metido abajo que quería salir y me pedía ayuda así que le presto atención a la rejilla (inclinando el cuerpo con la mirada pegada a la rejilla parlante); a los dos segundos la rejilla me dice “HOLA JUAN”, a la mierda, hasta me sabe el nombre esta rejilla, ¿tengo que sumergirme en un mundo paranormal y seguir a la cucaracha blanca o ir por mis ravioles con salsa? es lo primero que se me pasa por la cabeza, habrá alguien de verdad abajo?, es lo segundo, soy un pelotudo que le esta por hablar a una rejilla, es lo tercero, yy dejando todo mi orgullo de lado, miro para los costados, creo que esto fue una reacción involuntaria, es que no queria que nadie me viera haciendo colosal gilada, me arrodillo y con miedo le digo a la rejilla “SI, SOY YO, QUIEN SOS VOS?”…….. a lo que la rejilla me responde, “Vos me llamaste?, se te escucha re mal”, le corté a mi prima , tenia el puto celular en el bolsillo y marcó solo el numero. Lo cual te demuestra que las drogas son simplemente una excusa, yyy sabes que se dice de las excusas?… Una simple pregunta ¿Cuál es la diferencia entre razón y excusa?, Y ahí nomás te liquidan.
Juan Carlos Carroña.
Desde la llanura santafesina irradiando tu cara con un cabezazo de electrones luminosos disparados en off-side por tu monitor les quiero contar esta historieta que me pasó hace unos escasos días.- Siempre son escasos los días calurosos de primavera -
Bueno, primero para ir entendiendo la situación, tienen que saber que en mi casa siempre hay ruidos extraños, cuando me mudé hace 7 años exactamente, me di cuenta de que una nena vive adentro del placard de la cocina, siiii, yy hasta juega, yy habla todo el tiempo yy a veces la vienen a visitar otros chicos, sii… y todo eso adentro de mi cocina y sin salir del placard.
Luego de un tiempo me di cuenta de que no solo pasaba esto, sino que esa nena era mi vecina, y el otro nene, su primito. Bueno, lejos de lo que están pensando, en casa tenemos todos los placares embutidos en la pared o sea entras al cuarto y tenes una puerta grande y cuadrada y eso es el ropero, lo mismo para la cocina, el tema es que esto hace de caja de resonancia y amplifica la voz de la vecinita y su fackin primito al punto del tormento, y no solo eso, sinó que en el baño pasa una cosa similar, ahora que pienso, yo no se si es mi casa o la pendeja que tiene un tono de voz inmune al cemento que atraviesa las paredes como bombilla en mate lavado.
Bueno ahora que entendieron la situación, ubíquense un domingo 12:30 del mediodía con este cuerpo casi sin vida camino al baño pensando en, donde fui anoche? Y como carajos llegué a casa? Chekeo la cara de mis viejos, -Si, vivo con ellos, que te pensabas- están normales, o sea que no vomité en ningún lugar comprometedor, creo que fue afuera, este gusto no puede ser del fernet, la mancha de mi pantalón tampoco… todo lo anterior pasó en los 3 segundos que me lleva llegar de mi cuarto al baño, y me dispongo a mear, curiosamente sale casi transparente, cosa rara a estas alturas, yy en eso que estoy meando escucho que alguien dice “Hola”, abro los ojos, acomodo el chorro, y se siente de nuevo “HOLA”,………. Mierda. es como que la voz sale de la rejillita que esta entre el inodoro y el bidet,……. justo termino de orinar así que tiro la cadena yy siento nuevamente “HOLA” y esta ves les aseguro, no era ni la vecina ni el vecino ni ninguna voz que retumbaba en ningún lado, salía de la rejilla del baño, es como que había alguien metido abajo que quería salir y me pedía ayuda así que le presto atención a la rejilla (inclinando el cuerpo con la mirada pegada a la rejilla parlante); a los dos segundos la rejilla me dice “HOLA JUAN”, a la mierda, hasta me sabe el nombre esta rejilla, ¿tengo que sumergirme en un mundo paranormal y seguir a la cucaracha blanca o ir por mis ravioles con salsa? es lo primero que se me pasa por la cabeza, habrá alguien de verdad abajo?, es lo segundo, soy un pelotudo que le esta por hablar a una rejilla, es lo tercero, yy dejando todo mi orgullo de lado, miro para los costados, creo que esto fue una reacción involuntaria, es que no queria que nadie me viera haciendo colosal gilada, me arrodillo y con miedo le digo a la rejilla “SI, SOY YO, QUIEN SOS VOS?”…….. a lo que la rejilla me responde, “Vos me llamaste?, se te escucha re mal”, le corté a mi prima , tenia el puto celular en el bolsillo y marcó solo el numero. Lo cual te demuestra que las drogas son simplemente una excusa, yyy sabes que se dice de las excusas?… Una simple pregunta ¿Cuál es la diferencia entre razón y excusa?, Y ahí nomás te liquidan.
Juan Carlos Carroña.
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