No sabemos como llegaste aquí, ni lo que estas buscando, pero esto es con lo que te vas a encontrar

martes, 4 de mayo de 2010

Envejeciendo en esta anti-realidad estudiantil.

Por Gelatina mexicana.


Si hablamos desde fuera, podemos creer que seducir implica doblar los límites de lo posible, estirarlos, rasgarlos; disfrutar la incertidumbre encerrada en la posibilidad,  jugar con el inconsciente  y el azar. Que permite reír del deseo, mirar los colores del espíritu y sabotear el orden insoportable que domina nuestros minutos en el mundo. Cuando jugamos uno de los pocos juegos que no nos ha sido robado, sino al contrario, que de manera macabra impone su presencia hasta fingirse indispensable, tenemos la ilusión de romper con la indiferencia, la distancia y el anonimato. Ciegos creemos inventarlo cada día con las ganas de transgredirlo todo, todo lo que nos oprime asquerosamente y que también está dentro de nosotros. Traducido al mundo de los gestos transgredirte a ti y a mí, revertir el sentido de los actos y las palabras, permitirnos multiplicar los posibles significados, reír de la vergüenza y decirlo todo de una vez sin palabras o con algunas, como sea… modificar el tiempo, recordar y olvidar a la vez… La velocidad del mundo nos impone su ritmo imposible, y mientras como caracoles tratamos de alcanzarlo nuestras almas escapan, consiguen fugarse hacia lo más lejano y verdadero, entran en la oscuridad que abriga el interior y buscan entender profundamente. Algunas veces escuchan los sonidos que emiten los seres inexistentes cuando caminan ahí dentro atrapados intentando recuperar sus lugares de origen, pero trágicamente sus caras se borran con el tiempo, se olvidan sus intenciones y deseos,  quedan sólo los rastros de sus pasos y los ecos de sus risas y sus llantos en ese universo inmenso, inabarcable. Adentro, como de costumbre, caminamos durante días en la penumbra sobre un piso conocido que nos parece extraño, oyendo aturdidos la lluvia de explicaciones que golpea ruidosamente y se resbala en la superficie. A veces para distraernos, pensamos que quizás al pasar por el siguiente refugio cálido de silencio podremos encontrarnos.

lunes, 3 de mayo de 2010

Camino al insomnio

Necesito respirar otro aliento
El mio sabe a mi incomodidad
Mirando las tetas de la oscuridad que me abrazan con rechazo
Y escuchando el silencio que atormenta los gritos de mi mente
Huelo tu piel, que alguna vez fogosa se depositó sobre mi almohada fria, muerta y sin aliento.

J.C.C.