No sabemos como llegaste aquí, ni lo que estas buscando, pero esto es con lo que te vas a encontrar

lunes, 13 de agosto de 2012


Silencio. Se desprenden de a poco los golpes del asfalto y ensuciando el aire plaga densamente de
inquilinos ciegos, despertándolos de pesadillas que comen con ego su propia vanidad. Con medio
parpado abierto busco en mi subconsciente alguna respuesta que me aleje de esta sonámbula
realidad. Voy logrando desenredarme de telas superpuestas que como de costumbre no trato de
ordenar, las miro caer sobre mi cuerpo, estáticas como casi muertas, doy vueltas de lado a lado
girando, buscando quizá una posición concreta para quebrantar la agónica postura vertical, reposo
algo confusa acerca del uso horario, y así mirando el techo vacio fijando la vista a un punto
imaginario que se traslada por toda la habitación percibo que es hora de sugestionar a mi cuerpo
para tomar una taza con café y desconectarme de el sueño siniestro que usurpa el tiempo que
afuera, afuera demanda como bestia voraz, porque si respiro es debido hacer algo… como
cobrándome cada inhalación, siento el cólera acercarse. Basta me digo, y coloco los pies sobre el
piso, duro y frio, trato de revolver un poco mi cabeza y elevo mi cuerpo hasta su máxima altura,
todavía tengo desorbitados los ojos, buscando un enfoque entre luces naturales y focos artificios de
un amarillo penetrante camino pequeños pasos apenas levantando los talones, insisten mis
músculos holgazanes y me grito – por favor movete! tenes que arrancar. – busco con poco
entusiasmo el interruptor de luz dentro del baño, después de varios intentos de cachetadas a la
pared logro hacerlo saltar, ubicado frente a mí el espejo me invita sutilmente y hasta de modo
perverso a mirarme fijamente ( a veces pienso que el reflejo del espejo es una alucinación de mi
mete) zigzagueando la mirada por todo el contorno de esta imagen escurridiza busco inútilmente
algo nuevo en mi como queriendo sorprenderme asumiendo que es un presente de mi misma, pero
al cabo de un rato no logro encontrar nada, suspiro sabiendo que no será un día extrañamente
diferente al anterior, nada ha cambiado, nada. Mirando el final de mi pies moviendo despacito los
dedos rio, rio a carcajadas. Revolviendo mi pelo intento sacar de mis sesos algún espontaneo
sentimiento que me arrime a la puerta del ropero para comenzar el agobiante proceso de saber que
hay que salir, salirse de aquí, ir a recorrer calles, escuchar voces, mirar rostros ajenos, sonreír
hábilmente mostrando los dientes para poder persuadir la rutinaria acción de existir y hacerlo de
manera conforme ( con lo que a mí respecta diría más bien deforme) invitar a otros seres a mi
tiempo para compartir pequeñas aberraciones de un presente que derivan seguramente en un
domino de momentos que van conectándose creyendo por alguna razón ajena que de esta forma
nos conocemos o en tal caso nos conocen. Y así construir y destruir un embalaje de sensaciones,
formar un gran paquete existencial que con algún temperamento escondió se transforma en un
carácter etiquetado dando un perfil correcto (o incorrecto depende el caso) de lo que supongamos
podría decirse que nos identifica.
Volteo el rostro incapaz de poder seguir viendo el reflejo de ese arlequín espejo (hay veces que
miro mi rostro varias veces, profundo miro mis pupilas y por algún motivo, desconozco cuál sea,
sobre todo si el alcohol sobre pasa su capacidad de liberarse y este se satura en la sangre no puedo
afirmar que lo que veo soy yo. Es más puedo afirmar que me desconozco y me niego totalmente
a aceptar como propiedad esa imagen). Deslizo las plantas de los pies sobre la alfombra y en
dirección hacia la cocina siento como mi cerebro comienza a recibir eléctricos choques como
liberando de mi algún intento hipócrita de entusiasmo.
Mientras admiro la pava sobre la hornalla se introducen en mi secuencias de recuerdos sin
coherencia entre ellos, cierro un poco los ojos para intensificar la sensación que estos destapan, Y
ahí estoy, otra vez, conmemorando ilusiones de momentos que son difuntos, reanimando lapidas
de un cementerio sin moral como una viuda que lamenta haber sido tan cruel y no poder en vida
haber dado lo mejor, llorando a un pedazo de carne que no respira, un cadáver frio y tieso, llorando
recuerdos.
Logro con facilidad perderme en el calendario, las fechas no son de mi mayor agrado. Cada
celebración, aniversario, cumpleaños, o momento conmemorativo lo siento como una repetición
año tras año, y que cada uno de ellos se parece tanto al anterior. Hay cosas que nunca se pierden
como la esencia, y la memoria mientras se está vivo, lo difícil claro es saber cual es real.
La pava chilla como un puerco en el instante de ser degollado (no tengo nada en contra de ello,
cuando tengo la oportunidad disfruto rasgar con el cuchillo de apoco la carne y masticarla
infinitamente) Abro los ojos y como anestesiada reacciono apagando el fuego, desperté digo, ya
desperté. Me siento al borde de la silla, y sin llenar del todo la taza desprendo una bocanada de aire
para inflar otra vez los pulmones, creyendo que así voy a sentirme un poco mas llena, de aire claro,
pero menos ida. Mirando fijamente los azulejos buscándoles alguna forma a las manchas e
imaginado alguna historia entre esos firuletes. Comprendo entonces que de cualquier forma esa
historia no me pertenece, que no se de quien es, pero no es mía. Agachando la cabeza mirando el
hoyo negro e intenso dentro de la tasa respirando el vapor que extiende sintiendo como ese calor

destapa mis fosas nasales, otra vez respiro ahora con más suavidad y sonrió. (Cada vez que algo me
causa dolor, o extrañamente siento que no comparto mis ideas conmigo misma sonrió
irónicamente) no puedo entender todavía que estoy aquí y cuál es el motivo para andar. Quien tiene
los hilos de la humanidad? Quien disfruta de humillar al desprecio? – muchas veces pierdo la noción
de mis cuestionamiento, entiendo que no resultan agradables sin embargo paso gran parte de los
días inserta en mi cabeza discutiendo las plegarias que exclama mi emoción. Sería mucho más
sencillo mantenerme firme ante una idealización o una idea, un libro quizás que contenga mil
respuestas, buscar alguna figura diminuta y colocar en ella todas mis perversiones, explicándoles
que por eso vivo, agradeciendo su influencia espectral en mi. Intento exhausta seguir revolviendo
mis propias miserias tratando de despegarlas de mi piel para ser en si un ser simple (contengo en
mi personalidad una preocupante indignación hacia pensamiento, a veces absurdos, como el simple
hecho de expresar en necesidad de mi autoestima todo lo que mi mente me sugiere.) Intento una y
otra vez comprender mi entorno, sentir ese poquito de egoísmo que me hace creer que lo que me
rodea es mío, realmente mío, que son la reproducción de mi ‘’alma’’ y que el destino me invito a
complacer mis deseos para brillar y crecer de cuestiones efímera de vivir, después de conectarme
con todo mi ámbito profundamente seguro sentiría la tranquilidad para poder lapidarme con el
titulo de Persona simple-mente y feliz. (Regurgito espasmos gástricos cuando me torno consiente
de ese estado falso en el cual me compadezco de mi por la continua falta de seguridad con la que mi
voz se va introduciendo a mi boca para morderme la lengua, con la vista al piso sin poder
reaccionar. Dan ganas de pegarme y gritar Dale loca, baja, ubícate que no puede ser tan sencillo que
te tras-papeleen el orto y te dibujen por arriba) muchas veces da igual, ni siquiera me importa, me
aburre la idea de pelear por un lugar, una razón, una aprobación. Es sentir que el caos esta dentro.
Todo lo aprendido te convierte en un tejido amoldado impulsivo e imperceptible que ausenta de
razonamiento, si contemplamos fríamente el patrimonio emocional llego a la conclusión que este
está sujeto al conocimiento y experiencia individual, y que de cualquier manera toda acción que
provenga externamente será procesada por la carga de aquel acto fingido que llamamos vivir ( o
vivido, pasado, presente y futuro son títulos para poder ‘’separar’’ en el tiempo los sucesos que de
cualquier forma no pueden ser divididos por que no son independientes y entre ello existe una
interacción necesaria) En tal punto debo admitir que siento nostalgia por todo aquello de ‘antes’
como símbolo de negación a un ahora, que supongo y me aferro idiotamente a la idea de poder ser
hoy lo que ayer y mañana mejor. Claro es que lo que recuerdo esta moldeado a mi sentir, sin
intereses ni opiniones ajenas a mi parecer, lo que percibo de lo que he vivido es parte de una
transformación de los hechos en lo que yo coloco una descarga emocional. Lo triste de esto es
cuando esta descarga se la recuerda como algo maravilloso, si yo la recordara con real angustia no
tendría otra cosa más que la obligación de borrarla, desterrarla, y matarla de mi memoria.
La nostalgia es una acción toxica, es como un cólico, que de pronto aparece para hacerte saber
y retorcerte las tripas, para impedirte de alguna manera a que vivas, vivir del pasado es mucho
más liviano que vivir de un incierto, lo que paso ya está superado, procesado y trasladado en
tranquilidad, sabemos muy bien que decir, y como actuar, pierde total espontaneidad y eso es
lo que mas se disfruta. Es parte de nosotros, lo hacemos al recorrer el mismo camino día a día,
al seleccionar los mismos lugares, o frecuentar las mismas personas. Lo hacemos al decidir que
estamos destinados y es de nuestro agrado una lista de tips que decimos nos gusta y todo aquello
que no está dentro es inexistente o indeseable. De alguna forma esta tenencia a aférranos a algo
seguro, existe en todo. Lo que no comprendo todavía es que lo mueve. Cuando frecuentamos el
mismo lugar, sea por gusto, elección, necesidad, trabajo o tarea, cualquiera ámbito que nos contiene
y podemos movernos con total agrado, negándonos la existencia quizá de otras vivencias, podría
decirse que es elegir como se quiere vivir. Una necesidad de tener control, por que el ruido por más
que apesta en toda ciudad, el ruido real nos asusta. Hay algo que siglo a siglo fue motor de muchas
historias, hechos, actos, que pudieron o no trascender en ella y esta movilidad sigue generando
quiebres, anhelos, sueños, hay algo que todos sabemos indudablemente, somos mortales negados a
morir.

Angie.Dri

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