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lunes, 8 de noviembre de 2010

El Pasillo.

Por Juan Carlos Carroña.



 
 El portero había repasado en lavandina el pasillo, no era caminar y llegar, ni transitorio el momento… Se trataba, mas bien, de una pequeña aventura el atravesar ese corredor, levitando de alergia al remedio higiénico y clorado...  

 Había amanecido en un día “extraño”, raro, misterioso, singular, sorprendente... vieron!, que los humanos agarramos siempre las cosas y las tratamos de meter en algún nombre, en alguna definición que nos suene familiar o por lo menos sirva para transportar esa cosa hasta encontrar otra "bolsa" mas fuerte, con otro título adherido al sentido... viste? si no agarramos letras y las acomodamos en palabras, nos la pasamos agrupando sentimientos y sensaciones para explicarlos de alguna forma, contarlos en algún idioma o sentirlos en alguna otra persona para que sean de verdad...

Que tontos somos...


 En esencia, el día era algo “extraño”, por así decirlo; No me cabía en ningún registro de acontecimientos normales de un día, no parecía ni lunes ni martes ni miércoles ni jueves ni domingo ni viernes, y ahí estaba yo:
 Caminando por el pasillo de paredes color crema rancia y vapores antibacterianos que se expandían hasta ocupar todo el volumen de mi caja toráxica… Preguntándome, recursando los recuerdos de una mañana inentendible, inexplicable e "inagrupable"...  Tocando el timbre de lo que creía, era el departamento de alguien que suponía, iba a estar esperándome…


... De todas formas no estaba preocupado, cualquier cosa que sucediese solo se amoldaría al día sin más condecoraciones dentro de la bolsa arpillera que entendemos por “extraño”...


 Que iluso...


 La puerta se abrió, saludé de reflejo con un beso -mis pensamientos inútiles siempre se acumulan de tal forma en estos momentos de tensión que estallan dejando al descubierto el piloto automático de pibe de barrio que me vendieron en la adolescencia y así sigue la nave...
  Ya saludado, sentado y consultado sobre qué beber conseguí relajar y meterme en el caparazón de nuevo; Ahora si los eventos llegaban a mí con un nivel de pureza mayor, los sentidos agudos y ya empezaba a escuchar los ruidos  como a los de las películas que me enseñaron que en la vida hay ruidos, y que en las orejas hay peajes… Ya empezaba a sentir también un olor a concha penetrante como el pasillo... pero no feo, ojo!, algo así como enzimático, diría dulce si no fuera que estoy comiendo un caramelo el cual está presentando una carta-documento en la sección lengua alegando que dulce pertenece a otro gremio, haciendo su descargo enojadísimo por la comparación y el tiempo perdido en la cola… en fin, el olor rápidamente se hizo parte de la casa, como el gato y la TV colgada en esos fierros negros arriba de la puerta del baño... es una muy mala idea ponerla ahí.  (Nota: A la tele.)


 Parpadeen, pausa, yo hice lo mismo, y ahí nomas comenzó la entrevista, el pibe de barrio apareció con su capa por la ventana y ahí va la nave ahí va
 Cogimos con normalidad, sin sobresaltos ni desencuentros y ya enmascarados y satisfechos me preguntó : ¿Para vos qué es estar loco?...
 Por un momento quedé tildado pues no sabia si responder que es una enfermedad, una consecuencia del agrupamiento explicativo que hacemos los humanos, una medida alternativa a una pena privativa de la libertad o si solo es un síntoma mas de la vida... como el miedo epidémico que está empezando a contagiar todo mi cuerpo en el final de este día “       ”.


 Pero entonces, mientras meditaba, comencé a verla extremadamente atenta, cercándose en la vigilia de mi respuesta, disponiendo de todo su ser, no solo las orejas y una porción abundante de cerebro…
 Ahí entendí que eso no era una pregunta -Mis ojos se abrieron -, ERA UN PASILLO, otro pasillo mas, una consigna… Tenia su olor, su puerta, su botón; Traté de despegarme de todo para explicarle exactamente qué es la locura, dejar de lado mi nombre, al pibe de barrio, mis escuelas y mis historias, mi cara y mis verdades de plastilina… Caminé hasta el final de ese corredor dejando las ropas de humano hasta llegar al timbre donde supuestamente me estaba esperando a mi mismo... y así fué. La puerta se abrió, saludé de reflejo... como yo soy mellizo encontrarme con un tipo igual a mi no me impresionó demasiado así que me senté, no parpadié, y comenzó mí entrevista... El miedo no se hizo esperar, cuanto mas buscaba dentro mío mas profunda la inexistencia, eterna si querés, mas peligroso el saber y mas "necesario" también, al contrario de las palabras que abandoné en el pasillo junto con mis ropas, como a los pañales en su momento…



El letargo fue rigor...

 
Parpadee, yo lo hice antes de explicarle todo a ella... Su mirada era de respeto total, vulnerable a la revelación, perfecta, mis ojos no olvidaban ni un signo de admiración.. Quise explicarle todo junto, tomarla en mis brazos y meterme adentro suyo para mostrarle las habitaciones, hacerle el amor con la rodilla y cortarle las piernas para que vea que no son importantes, que caminar solo la aferraba al mismo lugar… Quise mostrarle el mundo que no reflejaba el espejo de su sonrisa, que el tiempo no importa, que el lugar tampoco, porque la inteligencia era el cuerpo y no esa bolsa de carne y huesos que la mantiene a la altura de la cabeza… Ella solo asimilaba, tenia los ojos conectados en mí, entonces se los saqué para que pueda verlo, fue hermoso, nos abrazamos lo mas fuerte que pudimos mientras cubríamos el último vestigio del día con las sábanas blancas que nos absorbieron en cada gota... 

Estábamos al fin solos… Lejos, atrás... Los olores, los barrios y cualquier pasillo que vayamos a tomar…

1 comentario:

Anónimo dijo...

ufaa!! que viaje intenso, no se si hay alguien ahi, si es ficcion o un monton de antiguas realidades ficcionadas mezcladas con un monton de gentes, pero un cero comentarios no se merece esta publicacion.
igual despues de que yo comente va a comentar alguna de las nueve o diez personas q leen este blog asiduamente y no se si tienen la debida distancia del auotr-lector, o son asi como yo posibles espectadores de esas charlas.
Si, a vos te hablo.