No sabemos como llegaste aquí, ni lo que estas buscando, pero esto es con lo que te vas a encontrar

viernes, 18 de diciembre de 2009

Henri Michaux: (1899- 19…)

Una propuesta diferente.

Por Marcos Vega.

Existencial, Poeta solitario de nobles y novedosas palabras, de prosa intrincada pero original en su tiempo, indagador de mundos subterráneos, donde solo con el poder de la poesía se puede llegar, sin ser lastimado en el intento. Este, al igual que los surrealistas, pero sin estar alineado entre sus filas, develo, sueños tormentosos, imágenes aterradoras, el inconsciente en su forma abstracta, Pudo también de igual manera llevar a la poesía a un estado de alucinación, de viaje permanente a la oscuridad, y dar con sus palabras la luz necesaria para trazar nuevas líneas. “La escritura automática” método utilizado por el grupo de bretón y compañía, no fue un recurso “retorico” utilizado por Michaux, pero por momentos, se hace evidente esta fórmula experimental, siempre tratada con gran maestría y delicadeza. He aquí el relato de nuestro personaje, adicto publico al hachís, invocando su “Canto de muerte”, para deleitarnos con la visión de un hombre a punto de morir.

“Canto de muerte”:

La fortuna de grandes alas, la fortuna me había llevado por equivocación con los otros hacia su país alegre, cuando de pronto, pero de pronto, cuando por fin yo respiraba feliz, unos diminutos e infinitos petardos en la atmosfera me dinamitaron y luego unos cuchillos que surgían de todas partes me cocieron a puntazos, de modo que volví a caer en el suelo duro de mi patria, ahora para siempre mía.
La fortuna de alas de paja, la fortuna me había elevado por un instante por encima de las angustias y los gemidos, cuando un grupo en número de mil, escondido al reparo de mi distracción en la polvareda de una alta montaña, un grupo nos echó encima como un bólido, y yo volví a caer en el suelo duro de mi pasado, pasado ahora para siempre presente.
La fortuna una vez más, la fortuna de paños frescos me había hospedado con dulzura, y cuando yo sonreía a todos los que rodeaban, distribuyendo todo lo que poseía, de pronto, asido por algo desconocido que vino por debajo y por detrás, de pronto, como una polea que se desengancha, me sacudí, fue un salto inmenso, y volví a caer en el suelo duro de mi destino, destino ahora para siempre el mío.
La fortuna una vez más, la fortuna de lengua de aceite, había lavado mis heridas, la fortuna como un cabello que uno toma y que trenzaría con los suyos, me había tomado y unido indisolublemente a ella cuando de pronto, cuando ya me bañaba en alegría, de pronto la muerte vino y me dijo: “es tiempo ya... Ven” la muerte, ahora la muerte para siempre jamás…

2 comentarios:

D dijo...

Una certeza enormemente sabida para una noche en que tiene su efecto engrandecido.

llegando tarde al bar dijo...

Y de pronto me vi cayendo, tarde ya para los encuentros, pero siempre mucho mas tarde para los lamentos que quedaron diluidos entre baldosas y mierdas, cordones y charcos, semáforos y miseria prostituida, desvanecidos por la velocidad del tiempo y mis cortas pero adaptadas piernas urbanas. Lo único que te recomiendo es que me respondas antes de que encuentre a los muchachos.