No sabemos como llegaste aquí, ni lo que estas buscando, pero esto es con lo que te vas a encontrar

jueves, 26 de noviembre de 2009

No se q pasa cuando te vestis de negro.

Esa noche por fin completamente solos y seguros de que nadie llegaría. Afuera el frío, adentro el, paralizado de tanto imaginarla. Necesitaba tenerla y empaparse de ella.
Llegaron y hablaron, no era tiempo de palabras, se pararon uno frente al otro y se fueron. Se dejaron llevar. Lentamente le quito la bufanda, quería besarla toda y sin dejar de mirarla abrió el cierre de su campera y empezó por su cuello. Adoraba esa piel, tan deseada y prohibida hasta ahora. Adoraba ese cuerpo y ese corazón, frágil y oprimido.
Bajo por sus hombros y ya no tan lento comenzó a desabrocharle la camisa y con cada botón descubría un terreno que el exploraba con sus manos, boca dientes y uñas. Algo lo llamaba a recorrerlo vorazmente y aumentaba con cada botón que desprendía. Al llegar al ultimo no pudo parar, ese cuerpo lo atraía con una fuerza irresistible que necesitaba seguir abriéndose paso, meterse dentro de ella. Clavo sus dedos en el pecho y una vez adentro abrió las manos. Un hombre excitado nunca mide sus fuerzas. La sangre apareció primero en gotas de un rojo purísimo y el empezó a derramarla por su piel. Con el índice dibujaba figuras sin forma que chorreaban por todos lados, la acariciaba lentamente dejándole rastros. Siguió separándole la piel y le besaba el pecho abierto, las entrañas y por su puesto su corazón palpitante se perdió entre sus dedos. Estaba preciosa por fuera y por dentro, el rojo le quedaba bien. Nunca la había tenido así, ahora podría besarla toda, podría tocarla, sentirla, tener su cara entre sus manos, y la sangre ahora los unía. Los dos rojos. Todo lo reprimido en los cuerpos que ahora se liberaban, se abrían y entonces por fin, podría el empaparse de ella que seguía en silencio y con los ojos cerrados

viernes, 20 de noviembre de 2009

Con miedo a vivir en mis cuadernos

 Por Juan Carlos Carroña.


 Ella está recostada en su almohada con la cara hacia mi lado, la luz del asiento se extiende como una cortina entre los cuerpos separándonos y a la vez reafirmando el carácter de compañeros que posibilitó tan dichosa compania.
 Su cabeza oscila entre mensaje de texto, la peli a raya extremadamente pava (que espero no sean los mismos que conducen quienes la eligieron) y la parte trasera de sus parpados en profundo sueño.
 Se acomoda de una manera muy poco sexy con sus pulgares pegados, echada como un oso y las piernas abiertas. Hace poco me dijo que cuando era chica jugaba al fútbol y le encantaba ( imaginá que a partir de ahí la hora de almorzar que marcan sus piernas me fascina), tiene las gambas abiertas, si, ya lo se, pero no como las putas que chamuyas vos, mi compañera es una bolsa de caramelos dulces como el amor.
 Recién abrió los ojitos después de que saltamos sobre el lomo de un burro y me preguntó - Que haces?...
 Inconcientemente le dije la verdad, “Escribo esta gilada”.
 La película va de mal en peor... Pobrecita, la almohada no da abasto y ya sus palmas se hacen una, son almohada y palma y cama y babero y casi me descubre babeándome sobre su cuerpo somnoliente; Inmediatamente me refugio mirando por la ventana, hacia el exterior de la nave y me aguanto el pedo como puedo (estaba pensando en administrarlo discretamente).
 Afuera las luces tiran de los camiones y estos tiran de las lonas y estas de las sogas y estas de las cargas y estas últimas de nuestras necesidades.
 Pasamos debajo de puentecitos bien pintaditos, tostados y afeitados con todos los pastos en fila y a la misma estatura.
 Una zanja separa la mano contraria, es una zanja verde llena de vida y carteles, el viaje se transforma en algo placentero, ya vamos llegando a la mas santa de las Fé cuando se despierta mi compañera... La rutina nos acobija sin dejarnos respirar y una vez mas le echamos culpa al aire acondicionado, a mis ganas de fumar o quizás a lo que estaba soñando.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

DaCaVer

El tiempo te habla y te mancha
El trueno te parte y te azota
Cuando ya no sirve

El viejo te habla y no escuchas
La vieja te habla y no le das pelota
Las drogas que faltan para estar

Cuerdo quizas
Loco tal vez
Vivo o muerto no se

Desesperados los cielos
que abundan en el universo absurdo
de la melancolia y la soledad

como una piedra en el mar
como una estrella fugaz
como un avion q se cae

como la orilla q se acerca al mar
te derretis
y al fin moris.

(the end fellas)

martes, 3 de noviembre de 2009

Que Dia

Por Matias Blank.

Era uno de esos días, esos días q se parecen interminables, esos días en q llegas al trabajo tarde y tu jefe te da trabajo de mas como castigo, el muy hijo de puta, me pasó su trabajo en realidad. Esos días en el q algún pelotudo se decidió a hacerte mierda el auto. Esos días en q tu mujer se decide a firmar los papeles de divorcio. Esos días en q llegas a tu casa y no tenés luz por falta de pago, abrís la heladera y con un encendedor te pones a buscar algo para comer mientras destapas una cerveza. Esos días en q te pones a pensar para q vivimos. Las cosas q aria yo con un calibre 22, capaz q una escopeta seria mejor. Estaba aburrido y solo… no se me ocurría nada p hacer. Me acosté, no tenia sueño, lo q tenia era calor, me levante. Quise salir a tomar aire. Camine dos cuadras y decidí regresar por el auto, aunque no quería verlo p no seguir amargándome. Ahí estaba yo, en ese garaje caluroso y húmedo, con mi mal humor, con ganas de colgarme de algún puente, con ganas de q un taxi atropelle al hijo de mil puta de mi jefe, al q me choco el auto, a mi mujer y al cornudo del abogado, aunque no descarto la idea de los fierros. Que día de mierda. Me subo y lo pongo en marcha, arrancó la porquería, eso ya era un alivio. Pero igual no descartaba la posibilidad de ponerle una bala entre medio de las cejas al q me lo había chocado. Q loco no? Parecería q me importa mas el auto q la turra de mi “ex”.

Martes, un martes a la noche, con un calor q rajaba la tierra, era las 2 de la mañana y no había un alma en la calle. Paré en una estación, cargué nafta y compre cervezas y cigarrillos, sí cigarrillos, hacia más de 5 años q lo había dejado, ya ni me acuerdo por q los dejé, ah sí! los deje cuando me case, parecía q esa era la condición para q ella me diera el si…la muy turra.

Di un par de vueltas, pero siempre era lo mismo…agarre la ruta, no tenia un lugar fijo para ir pero eso no importaba porque tiempo era lo q me sobraba. Prendí la radio p q me haga compañía. Me cruce con un auto, un volantazo dí, parecía q había salido de la nada, endemoniado el q manejaba, me quede pensando… seguro q el día de éste fue peor q el mío. Sigo unos km más, bajo las luces porque venia alguien caminando al costado del camino, desacelere para poder verla mejor, sí verla, era una mina, q era una mina y un par de piernas perfectas era lo único q pude ver. Seguí manejando, pare y pensé un poco, no la podía dejar ahí. Se me vino a la cabeza el de subirla, pero podía ser peligroso. Peligroso?? Q tanto daño me pueden llegar a hacer esas piernas. Hice marcha atrás, me puse a la par de ella, baje el vidrio y le pregunte si necesitaba q la llevaran. Ni me miro, seguía caminando, no parecía nerviosa o asustada, la reacción totalmente opuesta a la de la mayoría de las mujeres, cualquiera se pondría a gritar como una loca por más q este en el medio de la nada. Eso me sorprendió sinceramente. Pare el auto, me baje y corrí un poco para alcanzarla mientras pensaba en lo q estaba haciendo. La miré, con la poca luz de la luna q la iluminaba se notaba q estuvo llorando, tenia pintura negra de sus lagrimas en las mejillas. Morena de pelo negro, ojos hermosos, aunque no se veía el color, el color? Q me importa el color?? Si con ese cuerpo y ese vestido tendría q estar pensando en cualquier otra cosa, no en el color de sus ojos.

Le pregunte como se llamaba… me mira y se sonríe, no me dijo nada. Me presente yo, me mira y larga una carcajada, y sí, es chistoso mi nombre. Dijo q se llamaba Sofía, hermoso nombre… me pregunto si tenia un cigarrillo, menos mal q había comprado, le ofrecí fuego y me temblaba la mano. Yo tenía ganas de fumar, pero no quería prenderme uno, quería ese cigarro q estaba fumando ella, ese cigarro q había tocado sus labios, quería saber el sabor de su boca. Por cada pitada q daba yo me mordía los labios, el deseo era cada vez mas fuerte. No sabia si preguntarle por qué diablos estaba allí, sola, en el medio de la nada, pero las palabras no me salían. Lo único q hacíamos era caminar en silencio. Me pregunto hacia donde me dirigía, le dije q a ningún lado, le comente mas o menos de lo q había sido me día. Me mira y dice “hay cosas peores”. Me quede callado, tenia razón en lo q había dicho.

A lo lejos de esa noche oscura se veía un puente, un puentecito de mierda en realidad. Me toma de la mano, manos chiquitas y heladas, y me guía hacia debajo de ese puente, se para frente a mi, me mira, yo no se q hacer, son raras las cosas q estoy sintiendo, nunca me había sentido así. Sin dar vueltas y sin decir nada veo como esa boca se acerca a mí, no lo podía creer. Me besa, y q beso! De golpe se detiene y me vuelve a mirar a los ojos, como pidiendo algo más. La bese, pero ésta vez yo la besaba. Lo q empezó por besar sus labios termino en besarle el cuerpo entero. Tan fría por fuera pero tan caliente por dentro. Levanté un poco su vestido, termine sacándoselo, hicimos el amor ahí no mas. Todo era perfecto. La noche, el puente, ella…

Esas curvas. El sabor de sus labios. Ese pelo. Su olor. Sus gemidos, los más lindos q halla escuchado. Su voz… todo un conjunto perfecto.

Me despierto exaltado, pensando q todo era un sueño, pero no, seguíamos los dos debajo de ese puente, ya estaba amaneciendo. La miro, con la luz del sol asomándose, por dios! Parecía un ángel, q hermosa mujer, la toco p despertarla…y estaba mas fría q nunca.

No sólo sentí q había robado su cuerpo, sino también su alma.