No sabemos como llegaste aquí, ni lo que estas buscando, pero esto es con lo que te vas a encontrar

martes, 9 de septiembre de 2025

Nadie nos escucha



Así como nosotros intentamos conocer el pasado desenterrando huesos.

Serán las sombras que dejemos en la eternidad nuestro único relato visible.

Mezclando el vacío con las palabras del mundo a mil ochenta millones de kilómetros por hora.

Del otro lado de la mesa un ojo con el tamaño del olvido recogerá este poema, si se quiere, este instante para transformarlo de regreso a la vida.

Qué hicimos con todos estos años de luz?


J.C.C.

Teoría del Caos

 Escribo está historia porque temo que el tiempo pase y no recordarla. Nunca lo conté oralmente a nadie, creo. Pero marco una incertidumbre en mi que no sucedía hasta el momento en mi vida. ¿Existe el destino? 

Un jueves otoñal en Santa Fe Capital, peña de chicas, tranqui. Terminó temprano, tipo 12. En ese momento yo tenía unos 25 años y era la única de mis amigas que tenía auto, así que me tocó llevar a una de las chicas (pongámosle “Emilia”) a lo de su novio… 

Emilia tenía unos 28 años en ese momento, era la hermana de una de mis amigas de toda la vida por ende éramos muy unidas aunque no teníamos muchas cosas en común, nos separaban 5 cuadras asi que pasábamos mucho tiempo juntas. Emilia era medio ortiva, así cara de culo, siempre tenía cara de culo, vestía muy bien, buen culo, era aquella hermana mayor que a nuestros muy pequeños 15 añitos nos decía que ponernos, nos pintaba y sacaba al boliche, nos hacía entrar gratis, nos conseguía bebida y después nos devolvía bien ebrias a nuestras casas. Esa hermana mayor que no tengo, le usábamos la ropa, la que todas queríamos tener. Era una chica que probablemente si no fuera la hermana de mi amiga, jamás sería mi amiga. 

Fuimos creciendo ella siempre con novios importantes… y bueno nosotras en la misma, como nos había enseñado, saliendo, tomando, volviendo ebrias pero sanas a nuestros hogares.

Bueno, volviendo a esa noche en particular va termina la peña tranqui y emprendemos la retirada para la casa de su entonces novio que vivía en las torres del puerto, lugar cool de la city. Nos subimos a mi primer VW golcito tres puertas, ella abre la ventana sabiendo que después era un quilombo subirla porque estaba rota, la cago a puteadas, nos tratamos siempre así como hermanas. La casa de la peña estaba bastante cerca de la de su novio, encaro por calle 25 de Mayo, giro en calle Tucumán y me agarra el semáforo de Rivadavia que era medio largo en ese entonces, ahora creo que es más corto. Ella mientras tanto le iba mandando al susodicho que estaba yendo a su casa, que si le faltaba mucho para volver. Él contesta que estaba en el casino tirando unas fichitas todavía y qué sé yo, que no la espere despierta, ella tenía llave de su depto. 

El novio era un típico muerto de hambre que la pegó haciendo negocios con la plata de su pobre abuelo, andaba en cosas raras, un caretón con barquito del abuelo, un par de propiedades del abuelo y un solárium con un nombre patético (dónde se levantó a Emilia y anda a saber cuántas otras más). Ni yo ni nadie del entorno de Emilia lo queríamos; la única conversación que pude entablar con él fue en un cumpleaños donde no me paró de hablar de su fantástica nueva cafetera, esas de cápsulas, una que yo intentaba explicarle que la que tenía era una cagada, que la otra marca era mejor y mucho mejor era la cafetera italiana esas tipo jarrita q va directo al fuego, pero como no le iba a ganar al machirulo y su opinión, terminé la conversación diciendo sí, “sí tenés razón”, un pajero es el típico insoportable sabelonada queriendo llamar la atención todo el tiempo con sus grandes poderes adquisitivos.

Bueno vuelvo al regreso… el semáforo se pone en verde cruzo Av. Alem como para rodear el Casino, el vivía atrás, cuando estoy en la rotonda vemos cruzar para el lado del shopping su modesto auto escarabajo amarillo (nunca quería pasar desapercibido) Emilia me dice: “es Él; ¿qué hace? seguilo.”

Lo sigo. Se estaciona en lo último de lo último del puerto, detrás del shopping… no era su casa, era en lo último de lo último, en el muelle ahí todo oscuro y ahí queda.. yo estacionó a unos 20mt. y espero.

Emilia le manda un mensaje que ya estaba en su departamento, le pregunta que si la faltaba mucho, él responde: “no, no ya termino esta partida de Póker y voy”

Pasan más minutos, él sigue ahí en su auto, Emi decide bajar y encararlo, yo estratégicamente me acerco un poco con el auto como para que no pueda dar marcha atrás y escaparse. 

Desde mi posición al volante veo que ella discute y discute a los gritos parada al lado de su ventana, en eso se baja una muchachita del lado del acompañante y corre hacia la civilización. Me quedo helada. La muchachita, mal diré, tenía pinta de trabajadora sexual…. Cuando empiezan los golpes de mi amiga a su vehículo y a él decido bajarme para calmar la situación. 

La situación: él pantalones bajos diciendo “pará pará, pará, vamos a hablar, esto no es lo que pensas, no es lo que parece…” ella a los gritos, volaban manotazos y patadas al vehículo y a él. (claramente la chica que huyó le estaba haciendo una felación, no se si hace falta aclararlo).

Él se baja con una postura bastante amenazante a lo que yo toda muy empoderada atino a agarrarlo y decirle: “Te vas ya mismo porque si tocas a alguna de nosotras te mato.” Obvio no me escucho y me empujó. Yo lo empujé, ella le dio un par de buenas piñas, entre eso se le cae su reloj Rolex. Ella sigue golpeándolo mientras él intenta subirse el pantalón y esquivar un par de puñetazos. Ambos a los gritos. Procedo a agarrar fuerte a mi amiga y le digo “Ya fue, nos vamos “.

La muy pilla agarró el Rolex tirado en el piso acto que mucho después me enteré, nos subimos al auto y nos fuimos en total y completo silencio. Arranco no se ni para donde estaba yendo, y como a las 20 cuadras no aguanto y me largo a llorar desconsolada, como si me hubiera pasado a mi. Ella me calmaba a mi jajaja nada que ver, nunca entendí mi angustia, yo nunca lloro, estábamos en shock. Comienzan las llamadas telefónicas de él sin parar, no lo atiende y lo bloquea de todos lados. Me empieza a llamar a mi, lo atiendo a los gritos me pide hablar con ella. Le digo que no la moleste nunca más porque lo iba a escrachar y denunciar. Temió, obvio por su estatus social y porque sabía que mi lado feminista lo iba a hacer. Me cortó. 

Fuimos a lo de su hermana, mi amiga de toda la vida, ahí pasamos unos minutos largos charlando de la situación y Emilia nos confirma todo lo que sospechamos siempre, el vago le pegaba y la psicopateaba. 

Le dimos un Clonazepam y nos fuimos a mimir. A los meses vendió el Rolex a unos buenos dólares.

No hay remate.. 

O si.. 

Si no hubiera agarrado el semáforo de calle Rivadavia y Tucumán probablemente no lo enganchamos, el auto no lo hubiéramos cruzado, probablemente ella hubiera seguido en esa relación mucho tiempo más con él.

El resultado de un hecho depende de distintas variables no, hasta impredecibles? ¿Hay un destino previsto en todas las acciones que hacemos a diario? Como agarrar o no un semáforo, como comprar una máquina de café de cápsulas o una tipo italiana. 


Por Lucía Barretta

viernes, 5 de septiembre de 2025

Epifánico

 


Pedro era chiquito, tenía 9 años y Juan, su vecino que era como su hermano, tenía 10. Ese día el plan era ir al cementerio cerca de la ruta, sin que se enterara su madre. Buscaron las bicis y cuando estaban saliendo, lo llamó, le dijo que tomara su pastilla antes de irse.

Juan sabía de sus ataques de epilepsia, pero Pedro igualmente sentía vergüenza. Llevó la mano a la boca, lo miró y guardó la pastilla en el pantalón.

—¿A dónde van? —interrumpió la mamá, mirando la televisión. —Al club —le mintió.

En la tele el periodista del pueblo hablaba con una señora que buscaba desesperada a su hija, hacía cuatro días que no aparecía y se estaba organizando una búsqueda masiva.

Salieron en la bici y camino a la ruta pasaron por el frente de la casa de la chica, el aire sofocaba, parecía un pueblo fantasma.

Pedro dejó de pedalear, levantó la cabeza y el cielo se puso blanco. Buscó a Juan con la mirada, lo vio difuminado. Fue una centésima de segundo, pero por dentro iba todo lento. No podía controlar su cuerpo y sintió como si le tiraran un baldazo de agua. Se vio entre algas y ramas sumergido en un zanjón. Desde el agua veía cómo Juan miraba su cuerpo convulsionando, miró sus manos, sintió tranquilidad, pero no dejaba de hundirse. El zanjón se hacía cada vez más grande. Dio una brazada y más que nadar, flotaba entre las raíces en el agua. En lo profundo vio que algo brillaba, fue a buscarlo y a medida que se acercaba, las algas se ponían más densas. Movió unas ramas y vio a la chica boca arriba atrapada entre los troncos. Trató de moverla, pero tenía una soga atada a la cintura.

Entre los ruidos del agua oyó una camioneta que se acercaba por la ruta y estacionó muy cerca del zanjón. Lo veía lejano, desenfocado. La sombra de una persona abrió la tolva y dió vueltas a un bulto. De un solo movimiento lo tiró al agua.

Sintió escalofríos, quería salir de ahí y miró a la chica entre las ramas. Pálida abrió los ojos y separando por sílabas exigió: —Bus-ca-lo.

Pedro nadó con todas sus fuerzas y una corriente de agua con ramas lo chocó.

Abrió los ojos y estaba sentado al lado de su bici. Juan lo ventilaba con su remera, la mamá de la chica desaparecida le ofreció agua y dijo que había pedido a su vecino que los llevara a su casa.

El vecino abrió el garaje y encendió la camioneta. El sonido del motor tensó su piel.





Por Chaco

miércoles, 27 de agosto de 2025

Ese día lo supe

 


Ese día lo supe, no fue solo un pensamiento, lo sentí en la piel, desde adentro. Algo me iba a pasar antes de irme.

Eran las 5 de la tarde y se estaban yendo los últimos compañeros de la oficina. Siempre me quedo solo al final del día, cierro las ventanas, la puerta del fondo, pongo la alarma y apago las luces.

Hace una semana escuché una conversación, cuando volvía de cerrar la puerta del fondo. Me frené y traté de percibir de dónde venían las voces, [ en el piso de abajo, hay varios locales] debe haber mucha gente, pensé.

Fui a la oficina del fondo y cuando abrí la puerta, las voces se apagaron súbitamente, fue raro, como si alguien me hubiera visto, sentí la mirada, estaban ahí pero no se dejaban ver.

Mi cuerpo no me respondía, y me esforcé por pensar que eran voces que llegaban de abajo, era inevitable sentir la mirada silenciosa, tenía los brazos entumecidos.

Me quería convencer de que estaba sugestionado por lo que se hablaba en la oficina, ... seguro me estoy imaginando todo, pensé…, y me aferré a ese pensamiento.

Empecé a caminar y sentí un escalofrío por todo el cuerpo, muy sutil pero real y entendí, que, desde ahí hasta la puerta, algo me iba a seguir muy de cerca y que inevitablemente, iba a tener que enfrentarlo… aceptarlo, pero no quería matarme, solo necesitaba tiempo y quería mi tiempo.

Es largo el trayecto del fondo hasta la puerta de salida, caminé y en un acto de gran valentía giré la cabeza para ver que no quede nada abierto, veo los ventanales al costado, hay luz afuera, me da fuerzas para seguir.

Llegué a la puerta, era el momento de salir o del enfrentamiento. Pensé en mi hermana que se había suicidado hace un tiempo y en mi abuelo Ramos que siempre me hablaba de valorar lo que tenemos, quería que sean ellos, con ellos me sentiría cómodo.

Puse la alarma y apagué la luz, el escalofrío se intensificó, ya no volví a mirar atrás y abrí la puerta. En ese momento con la puerta abierta siento que me agarran suavemente, la remera, un instante… largo… y me dejan ir, pero mis pasos, ya no iban tan rápidos.


Por chaco

Entresueño

 


Cuando tuvimos nuestro segundo hijo con mi pareja, sin dudarlo, compramos una cama más grande, así podíamos dormir todos juntos, un poco más cómodos.

También tenemos una gatita que duerme en nuestros pies y todas las noches me despierta. Quiere que abra la ventana para salir.

Pero anoche cuando abrí la ventana me miró, me mordió la pierna y se fue de un salto. Cerré la ventana y regresé a la pieza, todos estaban durmiendo, ¡incluso mi gata!. Vuelvo a la cocina y veo que la ventana está cerrada, pero el ambiente cambió, no hay paredes y el piso es infinito hasta la oscuridad.

Cuando era chiquito, algunas noches tenía sueños en los que sabía que estaba en una pesadilla, pero en el punto de mayor tensión y miedo, me despertaba.

Esta vez es diferente, sé que estoy soñando, pero no es una pesadilla, no hay peligro. Estoy bien, con mi familia durmiendo en la habitación.

Salgo al patio, quiero aprovechar que estoy consciente en mi sueño y trato de volar. No puedo.

Voy a la habitación, la cama es la misma pero la pieza es más amplia y solo está mi mujer acostada.

Camino por la galería, la casa esta cambiando, las paredes se ven desenfocadas como si los colores tuviesen un leve movimiento.

Abro la puerta de la pieza de mi hija, está guardando una notebook en su mochila y sale apurada.

No me ve.

Voy a la habitación de mi hijo, está sentado en su escritorio leyendo, le pregunto qué lee. No me escucha.

Oigo ruidos de platos y vasos, me acerco a la cocina y está mi pareja poniendo la mesa, mi hija deja un bolso de gimnasia.

Por la ventana del frente, veo un auto estacionado, salgo, se baja mi hijo y una chica con un bebe en brazos. Los sigo.

Preguntan por mí, mi mujer hace una mueca y sigue tejiendo. — sigue en la oficina — responde mi hija junto a su pareja cocinando. Sus dos hijos juegan en la galería.

Salgo al patio, hay una mesa larga y está toda mi familia disfrutando el sol, el aire.

Mi hijo remueve las brasas en la parrilla, mi nieto lleva una bandeja con asado.

Mi gatita me roza la pierna y me mira.

La sigo.

Todo sigue viéndose nítido pero como si estuviera pintado con acuarelas.

En la galería hay un espejo, me miro, veo arrugas y canas, me veo viejo, cerca de la muerte, el ambiente se pone oscuro, me quiero despertar como cuando era chiquito y tenía miedo.

No puedo.

No puedo dejar de mirarme al espejo, no me puedo mover.

No me puedo despertar.



Por Chaco

sábado, 31 de mayo de 2025

Pastillas instantáneas del sueño entero.


 


Voy dejando lo q queda del sol detrás mío , las sombras mas largas ya se fueron

Y eso significa q de nuevo estoy solo. Antes de llegar a la esquina pienso en q tengo q girar 

Para ver el frente de una casa gigante q esta como a dos cuadras para la derecha.

La vida se vuelve menos pesada cuando ya no soporto mas y tomo un trago de cerveza, asiq entro en un kiosko y así la vida se vuelve menos. Paso a salir y Dónde estoy ? Sé que Salí pero…? Qué pasó q todo parece al revés , el sol? Sigue ahí cada vez mas detrás. Cuanto tiempo paso ? llego a entrar en pánico, no soporto perderme, no puedo dejar de pensar en q' paso, pq' esto no lo recuerdo, quisiera acordarme q siempre antes de salir debo revisar el cajón y sacar las instrucciones de lo q tengo q hacer en caso de volverme loco. El kiosko desapareció y la calle cambió de sentido. Una cerveza en mi mano ¿? Por mas q no sea raro sigue sorprendiéndome. El pecho me aprieta y una señorita me dice q no me persiga q ella solo paseaba. Pienso en las noches llenas de espejos cuanto miedo me dan. Algún sueño podrido que clase de broma es esta he?. Tal vez caminar me haga bien y al final de todo esto algo sea. América dejó de ser américa cuando le pusieron un cartel y se la compraron los yanquis. Me mareo y estoy por desmayarme, quiero la prueba de tu amor ya no me alcanza con hacerlo. El miedo de mi memoria me lleva hasta el borde y por fin veo esa casa . por poco me desmayo y ahora casi todo es negro, estoy mareado, qué pasa de nuevo. La mato, la mató, mató a la empanada!!! Es lo q gritaba una vieja que pude ver de reojo, mientras delante de mi pequeños trocitos de carne mal cortada caían al borde del cordón después de q sacara el cuchillo


y abriera el repulgue. Mató al hombre de la publicidad.



Central Park y el chico araña

A veces el chico araña se ponía un gorro horrible y se iba en bicicleta al Central Park. Esas veces pensaba que quería ser de fieltro o de yuyo, verde, como un insecto. Se sentaba a mirar los silos, desubicados en el paisaje . No había nada tan vulnerable como su corazón, como su mente. Cuando vio que hacían abajo de la barranca unos chicos salían con una cámara de filmar y no entendió nada. Eran las dos de la mañana y la luz era artificial. Sarah salía de la orilla con una túnica blanca pegada al cuerpo y alguien le decía "muy bien". ¿ que hacen filmando en la madrugada?"Parecía un cumpleaños de quince. Un cumpleaños con fotos cortadas y pantallas a color. La chica estaba mojada, salía del barro y tenia el pelo con grumos. El precio de la libertad, pensó el chico araña, y se creyó original. Era de noche y seguía sin tener con quien hablar.



Por Valiente

jueves, 24 de abril de 2025

Microdosis

 

Nos encontramos al final del colectivo en la ruta 1

No fue casualidad ni destino

Estadísticamente es imposible haber vivido al lado sin ser vecinos

Hacer fuego del mismo árbol, la misma siesta en casa de mamá

La misma chusma del barrio y el mismísimo hongo a ambos lados de la pared.

Tomé la ventanilla, el viento hace rato no me deja escucharte, puedo ver tus labios moverse al ritmo de la razón, percibo tus ojos empañados por la rabia sin un solo pestaneo reafirmando todo, remarcando, en negrita y MAYÚSCULA. Que de esta no se sale vivo.

Tu vesícula se prepara y la solución se dispara, ácida, en el aire se desparrama el camino, se diluye en el ruido y el humo del carril exclusivo

No hay mediación, la patria es el otro y la vida es de cada uno.

Hemos sido dictados, con carácter de urgencia y fuerza de ley, a retirarnos de la plaza

Es miércoles y nos falta mucho para jubilarnos, pero no estamos dispuestos a recibir ningún palazo por adelantado

Llegaremos a que alguien nos cuide? 

Nosotros que sí caminamos

Mas bien corremos

Porque aún podemos

Escaparnos


J.C.C.